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El estremecedor relato de Narváez, testigo de la sauna del suegro de Sánchez: menores, drogas y pagos a Begoña

Paco Narváez detalla en La Noche de Cuesta los oscuros negocios de la sauna del suegro de Sánchez: prostitución con menores, drogas y grabaciones.

La polémica sobre las saunas vinculadas a la familia de Begoña Gómez ha vuelto con fuerza al debate público. La entrevista publicada por The Objective al excomisario José Manuel Villarejo —en la que revela las operaciones encubiertas realizadas en las saunas de Sabiniano Gómez— ha reactivado el foco mediático y ha abierto un espacio para nuevos testimonios que coinciden en señalar prácticas de vigilancia, prostitución y obtención de información sensible.

En La Noche de Cuesta, Paco Narváez, periodista y exjefe comercial de la revista Mensual, ha aportado una descripción detallada y en primera persona de lo que vio en el interior de la sauna Adán durante los años en los que cobró pagos publicitarios del local.

El periodista ha explicado que el negocio, gestionado por la sociedad San Bernardo 36, mantuvo durante años una actividad que combinaba prostitución, consumo de drogas y, según su experiencia, presencia de menores. Ha añadido que en aquel local se podían conseguir "cocaína, HB, popper, éxtasis, pastillas para la disfunción eréctil, viagra" y que las instalaciones eran "absolutamente sórdidas, decadentes, una falta de higiene increíble".

La presencia de menores

Narváez ha subrayado uno de los episodios que considera más relevantes: entre 2003 y 2005 conoció a un trabajador colombiano que le confesó que su hermano de 17 años ejercía la prostitución en la sauna. Este caso, según ha asegurado, no era aislado: la presencia de menores era conocida entre parte del personal del local.

Narváez ha afirmado también que su vínculo con la sauna era estrictamente profesional: acudía cada mes a cobrar la publicidad que la revista Mensual insertaba del local. En ese contexto, ha asegurado que trató directamente con miembros de la familia de Begoña Gómez: "La mujer del presidente del Gobierno, Begoña, me pagaba todos los meses 330 euros". Aunque también ha añadido que, en ocasiones, abonaba la cantidad "su hermano Paco" u otro empleado del local.

Uno de los puntos que más conexiones establece con la entrevista de Villarejo es el referente a la existencia de grabaciones.
Narváez sostiene que: "Sí que había grabaciones. Tanto de audio como en imagen", y narra que un encargado le insinuó que determinadas cabinas o habitáculos estaban monitorizados, especialmente cuando se detectaba "movimiento" de personas de interés.

Negocio millonario y fuente de información

Sobre los ingresos del establecimiento, Narváez ha sido claro: "Aquello era una caja registradora. Estaba 24 horas abierta y pasaba un montón de gente".

Pero ha sentenciado que lo más valioso no era el dinero, sino la información: "Allí pasaba gente muy importante del clero, de la política, empresarios".

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