Pedro Sánchez compareció ayer ante los medios para presentar su balance anual, un discurso que la diputada del Partido Popular, Ester Muñoz, no dudó en calificar como el "propio de un farsante". Lejos de la autocrítica o la transparencia, el líder del Ejecutivo socialista optó por el silencio cómplice ante la avalancha de escándalos y tramas de corrupción que cercan a su partido, su familia y su entorno más íntimo.
Muñoz, en una dura intervención, ha recordado al presidente del Gobierno todos los asuntos que quedaron fuera de su triunfalista relato. La lista de olvidos, o más bien omisiones intencionadas, dibuja un panorama sombrío en el PSOE y el Gobierno:
- Ábalos, en prisión
- Koldo, en prisión
- Cerdán, pasó por prisión y todo apunta a que volverá
- El FGE, condenado e inhabilitado
- Su mujer, en el banquillo
- Su hermano, en el banquillo
- Su candidato por Extremadura, en el banquillo
- Las cuentas del PSOE, investigadas
- El caso Mascarillas
- El caso Hidrocarburos
- El caso Servinabar
- Los casos que afectan a la SEPI, Air Europa y Plus Ultra
- El caso Leire Díez
- El caso Tito Berni
- El caso Salazar
- Todos los casos de acoso sexual que intentó tapar el PSOE silenciando a las víctimas
- La UCO registrando empresas públicas y entrando en ministerios
- Zapatero y su papel en todas estas tramas
En definitiva, la comparecencia de Pedro Sánchez ha sido, según el Partido Popular, una nueva muestra de cinismo y una prueba de su "catadura moral" al intentar esconder la "podredumbre que carcome al PSOE". Este balance es la confirmación de que Sánchez está más preocupado por su supervivencia política que por el buen gobierno y la limpieza institucional.

