
Por tercer año consecutivo, la sombra de una eventual fotografía entre Pedro Sánchez y el fugado Carles Puigdemont vuelve a imponerse como asunto recurrente en la copa de Navidad de La Moncloa, símbolo de una legislatura sostenida sobre concesiones al independentismo. El presidente del Gobierno, ajeno al creciente malestar de sus socios de investidura, reafirmó su intención de "agotar la legislatura" e incluso de extender su permanencia, proclamando que su proyecto político trasciende 2027. "El Gobierno está a prueba de bombas", llegó a afirmar Sánchez.
En su empeño por conjurar cualquier sensación de fin de ciclo, Sánchez fía la continuidad de la legislatura a la vuelta de Puigdemont a España y confía en que la amnistía, erigida en hito central de su mandato, no solo salve la legislatura, sino que reoriente su curso. Incluso aspira a que actúe como "ventana" de apoyo para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.
Sánchez está dispuesto a atender todas las exigencias de los independentistas con tal de asegurar su respaldo parlamentario. Confirmada su reunión con el líder de ERC, Oriol Junqueras, a la vuelta de Navidad, el Gobierno intensifica los gestos de complacencia hacia sus socios catalanes con cuestiones como las balanzas fiscales o la entrada de Cataluña y el País Vasco en la Unesco y en la Organización Mundial del Turismo.
Durante la tradicional copa de Navidad en Moncloa, a la que no asistió ningún ministro de Sumar, Pedro Sánchez optó por la frivolización ante las críticas de sus socios, que consideran "insostenible" la situación generada por los escándalos de corrupción y acoso sexual. El presidente ironizó al afirmar que en Navidad lo habitual son "las uvas, la lotería y una crisis de Gobierno".
Fuentes próximas al presidente sostienen que la actitud de Sumar responde a un momento de debilidad interna y a la presión que atraviesa la formación, aunque subrayan que la vicepresidenta segunda erró al plantear públicamente la necesidad de reformular el Gobierno.
En relación con los casos de acoso sexual, el presidente del Gobierno reconoció la tardanza en atender a las presuntas víctimas que denunciaron a sus agresores a través de los canales internos del PSOE. "Ya cometí un error, no cometo dos", afirmó Sánchez, en alusión a la inacción y al encubrimiento desde Moncloa respecto a quien fuera su asesor, Paco Salazar. No obstante, el jefe del Ejecutivo trató de justificar esa falta de celeridad apelando a una supuesta "falta de pericia". Aseguró que en Ferraz hay "pocos recursos humanos" y que se está dando respuesta a todas las peticiones formuladas por la justicia como la entrega de los pagos en efectivo entre 2017 y 2024, incluyendo los de Sánchez y su equipo.

