
El PSOE se hunde sin frenos en una crisis de magnitud impredecible. Las elecciones en Extremadura han certificado lo que muchos empezaban ya a asumir a nivel interno: estamos en el fin de ciclo. Mientras el presidente Pedro Sánchez permanece ajeno a todo, las aguas bajan cada vez más revueltas en el partido, que parece volver a los orígenes del sanchismo cuando el ‘no es no’ para dejar gobernar a Mariano Rajoy dio al actual presidente la posibilidad de hacerse con el partido.
El expresidente socialista de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha pedido que el PSOE se abstenga en la investidura de María Guardiola para que no dependa de Vox. Podría parecer una oferta responsable y fruto del altruismo, pero busca también frenar la fuga de votos que ha empezado a abrirse en su partido a favor de la formación de Santiago Abascal. El ejemplo más palpable es lo sucedido en la ciudad de Badajoz, donde el PSOE pasa a ser tercera fuerza política por detrás de Vox.
Es algo que ya recogen las encuestas también en Andalucía, donde Vox se sitúa como segunda fuerza en varias capitales de provincia. La tendencia es clara y el PSOE ha engordado un gigante que podría acabar engulléndoles a ellos, en una situación muy parecida a la que vivió Mariano Rajoy, que dio alas a Podemos y acabó siendo víctima de Pablo Iglesias y sus acuerdos con Pedro Sánchez.
Los alcaldes del PSOE, muy nerviosos
Aunque oficialmente la federación extremeña no ha propuesto una abstención a Guardiola, a nivel interno crecen las voces que empiezan a pedirlo. El alcalde de León, Juan Carlos Díez, se definía como "favorable" a la abstención del PSOE en Extremadura, aunque admitía en una entrevista en Onda Cero que la dirección del partido "no quiere seguir esa línea", a lo que añadía que "la dirección del partido demuestra hace tiempo que no está muy acertada".
La alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, también escribía en redes sociales que "hace falta mucha luz para esta ceguera", en referencia al resultado de Extremadura. El movimiento interno del PSOE es, de momento, a nivel municipal, dado el temor de los alcaldes a ser barridos en las próximas elecciones, como ya sucedió el 28-M.
De hecho, el PSOE se ha visto especialmente perjudicado en Extremadura por la falta de movilización de su electorado a través de los ayuntamientos, dado que no había elecciones municipales. Este suele ser un motor determinante de participación para los dos grandes partidos y que, en este caso, no ha operado para los socialistas, no sólo por el candidato dimitido, Miguel Ángel Gallardo, sino por el rechazo que provoca Pedro Sánchez.
La situación se ha descontrolado hasta tal punto que la portavoz del PSOE a nivel nacional, Montse Mínguez, dejaba en manos de la militancia extremeña la decisión, de gran trascendencia a nivel nacional. Eso sí, se mostró muy crítica con el PP y pidió a María Guardiola tomar la iniciativa. El resultado de Extremadura augura un tsunami electoral de hundimientos constantes para el PSOE en el resto de regiones, en lo que el PP definió como un ‘efecto dominó’ que finalizaría con la derrota de Sánchez a nivel nacional.

