Las Elecciones Europeas no tienen consecuencias directas en la gobernación de España y por eso sirve para disparar eldesconteto con pólvora delRwy eldescontento

1.-En Cataluña, las fuerzas independentistas no han conseguido llegar a su techo de poco más de dos
millones de electores. Siguen siendo una minoría respecto al total de los catalanes y una aún menor
proporción respecto del conjunto de los españoles. Los ensayos de consulta paralela, además, han sido
un fracaso: buenas noticias para Cataluña, le Democracia y la modernidad.
2.-Los electores se han percatado de que el PSOE merecía ver derrotada esa estrategia electoral basada
en hacer de una trivialidad centro de la campaña; además, los ciudadanos parecen haber notado que los
socialistas siguen mostrando una completa desorientación programática sólo equiparable a la caducidad
de toda una generación de líderes salidos del aparato filozapateril.
3.-Izquierda Unida ha sufrido el mordisco de la  izquierda estalinista y, merecidamente, no puede recoger
sino una pequeña fracción del voto socialista. Se demuestra así que hay un número apreciable de
españoles que carecen de referentes históricos y políticos sobre los que fundar su democrático parecer y
llegan, por pura saña antisistema, a votar cualquier cosa, tal como cierta cantidad de italianos hicieran
con el payaso Grillo.
4.-UPyD y Ciudadanos se benefician del hastío frente a los dos grandes partidos pero no consiguen
movilizar en su favor a la abstención estructural de todas las convocatorias europeas.
5.-El PP baja pero queda por delante del PSOE aumentando la ventaja de aquel otro proceso europeo
que preludiara su mayoría absoluta del 2011. Tiene dos años para recuperar el voto desencantado que
entonces recibiera. Es el primer partido en apoyo electoral y eso implica cierto espaldarazo de
legitimidad a su acción de gobierno. El crecimiento de la extrema izquierda, por otra parte, le está
dejando expedito el campo del centro; muchos electores tradicionales de derecha, que han manifestado
ahora su enfado absteniéndose, ya saben qué les aguarda si no acuden a votar al único partido que en
verdad los representa: otro desastre económico.