La magnífica desolación de Connemara
Connemara es uno de los rincones más salvajes y bellos de Irlanda, aunque su belleza sea muy particular y quizá, menos fácil que la de otros lugares de la verde Eire.
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Ya en el interior del parque emprendemos el ascenso hasta Diamond Hill. Es la más larga de las rutas que parten del centro de visitantes y su duración prevista es de algo más de tres horas. Al fondo vemos ya nuestro destino
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Unas pequeñas flores amarillas -creo que una variedad de aliaga- abarrotaban algunos arbustos y daban la única nota de color que rompía con el verde dominante del paisaje
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A las puertas del Parque Nacional de Connemara el paisaje adquiere ya una espectacular y calmada belleza, con este gran lago rodeado de colinas
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Buena parte del camino que seguimos está alterado, aunque de una forma muy rústica que no sólo no interfiere en el paisaje sino que casi nos sirve como elemento fotográfico
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Según vamos subiendo por la ladera de Diamond Hill las vistas empiezan a ser espectaculares, sobre todo de la cercana costa e incluso, ya en el mar, de las Islas de Aran, como vemos en la fotografía
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En nuestro camino nos encontramos con algunas ovejas irlandesas que parecen moverse con total libertad pero que, como vemos en la lana sobre su lomo, están marcadas con el color de su propietario
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En el paisaje de Irlanda siempre juega un papel determinante los cambiantes cielos, capaces de ofrecernos cien variantes diferentes en un sólo día. Connemara no es, desde luego, una excepción
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Esta es la cumbre de Diamond Hill y parte de las vistas que se pueden disfrutar desde allí
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Al iniciar el descenso cambia el paisaje que vemos y asoma la espectacular Kylemore Abbey
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Este es el espectacular edificio de Kylemore Abbey y, sobre todo, su espectacular emplazamiento
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Sin árboles, con una vegetación densa de hierbas y pastos, con rocas que asoman aquí y allá... así es el paisaje de Connemara
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Durante el descenso es imposible no mirar atrás y pensar con un punto de orgullo que acabas de estar ahí arriba
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Los manantiales y las corrientes de agua nos acompañan durante buena parte del camino
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Otra de las ovejas irlandesas que trisca libremente por el Parque Nacional de Connemara
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Una imagen que es un buen ejemplo de la magnífica desolación de Connemara... y de sus bellísimos cielos
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La última mirada a Diamond Hill ya casi desde el final de la ruta
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Kylemore Abbey, con su aspecto victoriano y bellamente encajonado entre la montaña y el lago
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Y así se ve Diamond Hill desde la abadía
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Una de las estancias interiores de Kylemore, que nació en realidad como una residencia privada
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Los propietarios del castillo edificaron una pequeña pero muy elegante iglesia en el estilo gótico que era muy común en Inglaterra e Irlanda a finales del XIX
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Una última imagen de la bella abadía que es hoy uno de los grandes reclamos turísticos de la zona
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