
Las carmelitas descalzas de la ciudad de Arlington fueron expulsadas de la vida consagrada el pasado 28 de octubre. Una decisión con la que se ponía fin a una crisis que comenzó hace más de un año, después de que el obispo de la Diócesis de Fort Worth -Michael Olson- abriera una investigación para esclarecer la relación que existía entre la priora del monasterio y un sacerdote con el que -supuestamente- habría roto su voto de castidad.
Desde entonces, la relación era irreconciliable. Y las monjas de esta comunidad se fueron separando cada vez más del camino marcado por la Igñesia católica. Tanto es así que el pasado 14 de septiembre se oficializó el cisma. Ese día anunciaron -a través de un comunicado- que se sumaban a las filas de Fraternidad Sacerdotal Pío XII, tras ‘’haber redescubierto la riqueza de la inmemorial tradición litúrgica de la Iglesia".
A nadie se le escapa que este caso guarda innumerables semejanzas con el escándalo protagonizado por las clarisas excomulgadas de Belorado. Ambas comunidades se acercaron a organizaciones tradicionalistas, que rechazan la modernización y apertura que supuso el Concilio Vaticano II, e incluso sedevacantistas, que consideran que la sede de Roma está vacía y no reconocen a ningún papa posterior a Pío XII.
El origen de la orden
La Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Ordo Fratrum Discalceatorum Beatissimae Mariae Virginis de Monte Carmelo, en latín) es una orden religiosa católica fundada en el siglo XII por un grupo de personas que eligieron llevar una vida solitaria y ascética, lo que se conoce como ermitaños, que se fueron a vivir al monte Carmelo. Seguidores del profeta Elías que pasaron el resto de sus días alejados de la sociedad en este punto de la cordillera de Israel, levantada sobre el mar Mediterráneo.
La reforma de Santa Teresa
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz impulsaron la reforma de la Ordo Fratrum Discalceatorum Beatissimae Mariae Virginis de Monte Carmelo en el siglo XVI. En 1562, se construyó el primer convento de Carmelitas descalzas en la ciudad de Ávila -que contó con el apoyo del obispo Álvaro de Mendoza- y se fundó la Orden de los Carmelitas Descalzos.
Después vivieron los primeros monasterios de los Carmelitas descalzos. El objetivo era restaurar el espíritu de los ermitaños del monte Carmelo, que llevaban una vida pobre y sencilla centrada en Dios. Y ese sigue siendo su modo de vida a día de hoy. "Centrado en lo necesario y fundamental", explican en su web.
"El profeta Elías, representante de la mejor tradición bíblica, es el modelo del que contempla al Dios vivo y presente en la historia y se abrasa en el celo de su gloria. Con él, nos sentimos escuchantes y proclamadores de la Palabra de Dios", añaden. Las hermanas carmelitas, por su parte, tienen como misión mostrar "el amor y la caridad" de Dios para con todos.
66 aniversario de Arlington
Las carmelitas descalzas de Arlington celebraban este año el 66 aniversario del nacimiento de la Fundación Carmelo de Fort Worth (cuyo obispo es Michael Olson). ‘’La Divina Providencia dio el primer paso, cuando un abogado de Nueva York envió una donación de $5,000 al Carmelo de Oklahoma City con una carta solicitando que este dinero se utilizara para comenzar una nueva fundación del Carmelo’’, relataban en su página web.
Al frente de la fundación estaba la Madre María Magdalena, elegida más tarde su primera priora, que junto a otras cuatro monjas encontraron una casa antigua con vistas al río Trinity donde fundarían el Carmelo de la Santísima Trinidad -en octubre de 1958- en la ciudad de Texas. En 1977, decidieron moverse a Arlington para hacer crecer la fundación.
‘’En colaboración con las monjas, nuestros arquitectos diseñaron un edificio sorprendente, que se describe con mayor frecuencia en términos de su belleza y simplicidad y su combinación única de lo clásico y lo tradicional", señalaban. Fue en noviembre de 1984 cuando dejaron el primer monasterio y celebraron el traslado a Arlington, donde actualmente se dedican a la artesanía y trabajos de impresión.
El cisma de Texas
Las religiosas de Texas anunciaron el pasado 14 de septiembre su adhesión a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por el cismático obispo francés Marcel Lefebvre, para ‘’volver a la plenitud de la tradición católica’’. Se convirtieron así en uno de los puntos calientes de la guerrilla interna que se está librando en el seno de la Iglesia católica.
La organización es conocida por su postura antimodernista. Aunque sus miembros reconocen la autoridad del papa, rechazan de plano las posturas aperturistas que surgieron a raíz del Concilio Vaticano II. Algo que llama la atención a la vista de los escándalos protagonizados por algunos tradicionalistas en los últimos tiempos.
El escándalo de la abadesa
El cisma de las de Fort Worth llega tras un año de intensas desavenencias con el obispo del que dependen, Michael Olson. El prelado abrió una investigación en abril de 2023 para averiguar si la abadesa del monasterio -la madre Teresa Agnes Gerlach- había roto su voto de castidad, tras recibir un informe que así lo aseguraba.
Durante los interrogatorios, la priora admitió haber mantenido relaciones sexuales con un sacerdote de otra diócesis y nombró al padre Bernard Marie. Después, señaló que- cuando realizó esas declaraciones- estaba "confundida" por los medicamentos que tomaba. Pero la investigación de Olson concluyó que la madre superiora había violado su voto de castidad.



