Tras la masacre de Hamás del 7 de octubre de 2023 la opinión pública occidental, incluso muy al principio, se ha movido entre esconder o minimizar las atrocidades cometidas por los terroristas, negar el derecho de Israel a defenderse y un marcado antisemitismo con variadas manifestaciones.
La ola de antisemitismo no paró de crecer en España, Europa y EEUU, donde además de ocultar el origen de la contundente respuesta de Israel han exagerado las consecuencias de esa guerra en Gaza —dando por buenas las cifras aportadas por Hamás y ocultando el esfuerzo de Israel por minimizar las bajas civiles— y haciendo la vista gorda a cómo las ONG y agencias de la ONU propalestinas escondían en su actuación, en realidad, un apoyo activo a los terroristas a través de la participación directa de miembros de esas organizaciones en la propia masacre del 7 de octubre, llegando a camuflar ayuda bélica en camiones de ayuda humanitaria y permitiendo la utilización de instalaciones de las propias agencias para las necesidades de Hamás.
Si en un país la ola antisemita —que incluyó ataques a sinagogas o el intento de boicot a la cantante de Eurovisión Eden Golan, entre otras muchas manifestaciones—, fue especialmente activa en las universidades, ese fue EEUU, donde las acampadas a favor de Hamás se convirtieron en algo habitual, acampadas que servían para amedrentar a los estudiantes israelíes de esas universidades.
Pero la nueva Administración de Donald Trump parece que se ha tomado en serio lo de dar visados a estudiantes extranjeros que apoyan a Hamás y está dispuesta a luchar directamente contra el antisemitismo en sus universidades.
El Control de Inmigración y Aduanas de USA (ICE en sus siglas en inglés) del Departamento de Seguridad del país ha emitido un comunicado en el que informa de que "el presidente Trump ha firmado una orden ejecutiva que permite la deportación de estudiantes extranjeros que apoyan a Hamás. La orden instruye a los responsables de conceder visas de estudiantes a garantizar que los solicitantes no sean hostiles hacia Estados Unidos, sus ciudadanos, principios, instituciones o cultura, y que no apoyen a organizaciones terroristas".
Al mismo tiempo pide que "comparta esto —la orden ejecutiva— con cualquier persona que conozca en las universidades para que puedan presentar quejas sobre estudiantes extranjeros y miembros del personal docente que apoyan a Hamás".