Este martes hay elecciones en Estados Unidos. ¿Pero cómo es posible, preguntarán ustedes? ¡Pero si hace dos días, como quien dice, que se eligió a un presidente nuevo, o más o menos nuevo! Bueno, sí. Pero además de las elecciones que tienen lugar el martes de la primera semana completa de noviembre, en Estados Unidos también se celebran elecciones especiales, con o sin sus correspondientes primarias, en fechas distintas. Por ejemplo, si se muere un cargo electo, o dimite, por poco habitual que sea. Son elecciones donde vota poca gente, porque muchos ni se enteran de que se celebran y además son en martes, de modo que suelen decidirse por movilización.
Hay varios cargos que se deciden en una de esas elecciones especiales este martes 1 de abril. Por ejemplo, hubo dos representantes de Florida que dejaron su cargo electo para formar parte del Gobierno de Trump. Uno de ellos, Matt Gaetz, decidió renunciar posteriormente a su nominación como fiscal general y el segundo, Mike Waltz, ha visto su puesto peligrar por el Signalgate. Pero sea cual sea su estado actual, hay que elegir a sus sustitutos. Teóricamente deberían ser republicanos porque son distritos considerados seguros para la derecha, pero los estrategas del partido no las tienen todas consigo.
¿La razón? Las elecciones especiales que llevan celebrándose desde la victoria de Trump las están ganando los demócratas, especialmente una de la semana pasada, en la que se sustituía a un senador del estado de Pensilvania en un distrito que Trump se llevó por 14 puntos y que ahora han ganado los demócratas por unos centenares de votos. La principal advertencia pública la ha hecho Scott Presler, un especialista en lo que se llama ground game, el trabajo duro de lograr aumentar los votantes registrados de tu partido y de asegurarte con visitas personales de que acudan a las urnas. Tras ser quizá el principal responsable de que Trump ganara Pensilvania, se ha convertido en una figura muy respetada en el partido. Su advertencia ha sido clara: los demócratas están muy movilizados y los republicanos no, de modo que si no se ponen las pilas movilizando a sus votantes seguirán perdiendo elecciones.
Algo de caso le ha hecho el propio Trump, que ha retirado la nominación de la representante por Nueva York Elise Stefanik como embajadora de Estados Unidos ante la ONU ante el temor de que pudieran perder las elecciones especiales para sustituirla y adelgazar así la exigua mayoría que tienen los republicanos en la Cámara. Tanto él como Elon Musk llevan semanas haciendo campaña para que este martes salga elegido su candidato al Tribunal Supremo de Wisconsin, Brad Schimel, cuyo éxito consideran fundamental para poder seguir teniendo opciones de ganar elecciones en ese estado, dado que en los próximos meses seguramente tome decisiones respecto a las normas electorales.
Sería muy inusual que los republicanos perdieran cualquiera de las dos elecciones de Florida, pero el de Wisconsin es un puesto competido que nos permitirá tomar la temperatura del estado electoral de los republicanos a día de hoy y la capacidad de Trump y Musk de movilizar a sus votantes.