
El presidente del Comité de Servicios Armados del Senado de Estados Unidos, el republicano Roger Wicker, se ha comprometido a ejercer una supervisión rigurosa tras las informaciones de prensa que acusan al secretario de Defensa, Pete Hegseth, de ordenar que se matara a todos los ocupantes de una embarcación dedicada al narcotráfico.
El viernes The Washington Post publicó que Estados Unidos ejecutó un segundo ataque en la primera embarcación que el país atacó en el Caribe a comienzos de septiembre para no dejar supervivientes. Según dos fuentes anónimas con conocimiento directo de la operación, después de que el primer misil impactara en el barco los comandantes se percataron de que había dos tripulantes que se aferraban a restos de la embarcación. Fue entonces cuando decidieron abordar una segunda ofensiva para no dejar supervivientes, obedeciendo las órdenes previas de Hegseth de "matar a todos".
Varios congresistas han acusado al secretario de Defensa de cometer "homicidio" y "crimen de guerra". Desde las filas demócratas, el representante Sam Liccardo ha señalado que, de confirmarse los hechos, Hegseth sería "plenamente responsable" de estas muertes. Por su parte, Ted Lieu ha explicado que ni los protocolos operativos ni el derecho militar ampara un "segundo ataque cinético" contra náufragos indefensos.
Hegseth deberá comparecer en el Senado
El senador Wicker, pese a ser un habitual aliado del presidente Donald Trump, ha suscrito un comunicado junto al senador Jack Reed, el demócrata de mayor rango en el comité, anunciando que investigarán los detalles del ataque ocurrido el pasado 2 de septiembre. Pese a las declaraciones del jefe del Pentágono tildando la exclusiva de noticias falsas, deberá comparecer ante el comité para dar explicaciones.
El senador por Misisipi ya ha marcado distancias con la Casa Blanca anteriormente. La semana pasada criticó el supuesto plan de paz de la Administración para Ucrania, advirtiendo que cualquier concesión que favorezca a Rusia socavaría la seguridad de los aliados.
A preguntas de periodistas, Donald Trump reconoció que él no hubiera ordenado nunca un segundo ataque, pero también declaró creer a su secretario de Defensa cuando éste le aseguró que no había sucedido nada impropio.

