Varias decenas de miles de personas asistieron al penúltimo Ángelus dominical de Benedicto XVI como Papa, quien agradeció en varios ocasiones la masiva presencia y pidió a los fieles que recen por él.
"Agradezco de corazón a todos su oración y afecto en estos días. Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo Papa, así como por los Ejercicios espirituales, que empezaré esta tarde junto a los miembros de la Curia Romana", afirmó.
El Pontífice hizo votos para que en este tiempo de Cuaresma la "contemplación de la pasión, muerte y resurrección de Cristo nos ayude a seguirlo más de cerca". "Llenos de fe y esperanza, encomendemos la Iglesia a la maternal protección de María Santísima", añadió, hablando en español.
El Papa dijo que la Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse y a renegar del orgullo y del egoísmo y vivir en el amor. El Obispo de Roma también exhortó a los fieles a no instrumentalizar a Dios para sus propios beneficios, "dando más importancia al éxito y a los bienes materiales" que a Él.