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Lluvia de críticas de los Gobiernos a las recetas de Bruselas

Cameron le acusa de ser "demasiado grande, mandona y entrometida" y pide "un cambio".

El auge de los extremismos ha multiplicado el eco de las críticas a la Unión Europea, a la que, sobre todo (pero no sólo), los principales golpeados en las pasadas elecciones acusan de ineficacia y de no responder a los problemas reales. El clamor por políticas que potencien el crecimiento y el empleo que llega desde París y Londres se convierte en estruendo a la hora de criticar sin disimulo a una Bruselas, en palabras del premier británico, David Cameron, "demasiado grande, demasiado mandona y demasiado entrometida".

El debate contra las recetas con sabor germano aplicadas durante la crisis no es nuevo, pero sí lo es la forma de señalar con dedo acusador hacia Berlín. La canciller, por tanto, es blanco de la pataleta post electoral de buena parte de los Gobiernos europeos, sobre todo de los de Francia y Reino Unido, donde el auge de fuerzas contrarias al proyecto europeo ha puesto a los respectivos dirigentes contra las cuerdas.

Un cabizbajo y visiblemente abatido François Hollande, que dos años después de llegar al poder, ha perdido gran parte del apoyo de sus electores, disparó críticas hacia un proyecto que tachó de "ilegible, distante y básicamente incomprensible". El dirigente galo, además, apostó por que la UE "se retire de donde no sea necesaria", apoyando de algún modo, las llamadas a la manga ancha fiscal a la que también ha llamado el primer ministro italiano Matteo Renzi. Y es que las capitales se rebelan contra los cada vez mayores poderes de Bruselas, sobre todo como vigías de las políticas económicas de los Gobiernos.

Para David Cameron, que nunca ha sido precisamente un entusiasta europeísta, haber sido vencido en las urnas por los euroescépticos de Ukip en casa, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Así, el discurso del británico amenaza con endurecerse. Cameron, que tilda a Bruselas de "demasiado grande, demasiado mandona y demasiado entrometida", pide un cambio y abomina contra lo que considera ha sido un rumbo equivocado. "¡No podemos ignorar los resultados y hacer como que no ha pasado nada!", exclamó antes sus colegas.

También los Gobiernos de Italia y España, a los que los votantes, en mayor o menor medida, han respaldado, deslizaron ayer sus propuestas. Si Renzi pidió una "Europa que hable el lenguaje concreto de los ciudadanos esté más atenta a la inversión", el presidente Mariano Rajoy apostó por "políticas más expansivas".

En ese contexto, cada vez parece menos probable que los Gobiernos designen a Jean Claude Juncker como su cadidato a pilotar el Ejecutivo comunitario. El artífice de buena parte de los rescates europeos, el mismo que dirigió el Eurogrupo con mano dura y, por tanto, parece, a priori, poco proclive a la manga ancha fiscal que piden los Gobiernos, no es visto con buenos ojos por la mayoría de Gobiernos europeos.

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