
Las acusaciones se han venido vertiendo desde prácticamente el inicio de la invasión, pero cada vez más observadores independientes señalan que Rusia está llevando a cabo una campaña de limpieza étnica en el territorio de Ucrania que todavía domina.
Es el caso de los informes del Institute for the Study of War, una organización creada hace 15 años en Estados Unidos para ofrecer datos y análisis sobre asuntos militares y conflictos en desarrollo y que está publicando informes diarios sobre la guerra en Ucrania.
En el de este sábado 15 de octubre destaca la constatación de algo que se ha comentado en distintos momentos desde que Putin lanzase su ataque el pasado mes de febrero: las deportaciones "masivas y forzadas" que Rusia está llevando a cabo en las zonas de Ucrania que controla.
El informe habla de una "campaña más amplia de limpieza étnica" en la que se estarían vaciando zanas de Ucrania a través de deportaciones forzadas que, además, vendrían seguidas de la repoblación con ciudadanos rusos. En este sentido, por ejemplo, se citan los proyectos de reconstrucción de Mariúpol –la mayor ciudad tomada por los rusos durante esta guerra, con unos 440.000 habitantes antes de la invasión– con planes que pretenden crear viviendas para "decenas de miles de rusos" que serían trasladados desde diferentes partes de Rusia.
El criminal caso de los niños
Uno de los aspectos más repugnantes de esta política es que se está cebando en los niños: según desveló la agencia Associated Press (AP), miles de niños cuyos padres fallecieron en los bombardeos rusos, que estaban en orfanatos de las zonas ocupadas por los de Putin o que simplemente habían perdido contacto con sus progenitores por la guerra, han sido trasladados a Rusia, donde se les intenta hacer creer que son rusos.
Autoridades rusas como el propio viceprimer ministro Marat Khusnullin, han admitido que "varios miles" de estos menores se han trasladado a regiones de Rusia y "descansan en instituciones de acogida o campos para niños", en lo que tratan de vender como un esfuerzo humanitario.
La realidad es, según la información de AP, muy diferente: para empezar porque muchos de los orfanatos de Ucrania no lo son en el sentido que le solemos dar a la palabra, sino que son instituciones en las que los niños pueden estar de forma temporal si sus padres atraviesan dificultades, es decir: no son huérfanos.
Y sobre todo porque todos estos menores habrían sido deportados sin que en ningún caso lo hayan aceptado ni ellos ni ningún representante legal, a los que tenían familia se les ha dicho que sus padres no les querían y están siendo usados en actos de propaganda. Muchos de ellos están siendo entregados en adopción a familias rusas que cobran por cada niño cantidades que llegan a los mil dólares –lo que viene a ser un sueldo medio en las grandes ciudades pero mucho dinero en la mayoría de las regiones rusas– en el caso de aquellos que tengan algún tipo de enfermedad o discapacidad.
Sólo en la ciudad de Mariúpol un representante del ayuntamiento habla de "cientos" de niños llevados a la fuerza o con mentiras a Rusia, mientras que las autoridades ucranianas cifran en unos 8.000 la cifra total de los que han sido deportado. Incluso admitiendo que como casi todas en la guerra sea una cifra inflada, estaríamos hablando de muchos miles de niños.
Y es que según todos los expertos se trata de una política planificada y desarrollada desde las más altas esferas de Moscú, no de decisiones tomadas individualmente por los soldados en el terreno: "No es algo que se da en el fragor del combate", aseguraba a AP el exembajador plenipotenciario de Estados Unidos para Crímenes de Guerra, Stephen Rapp.
De hecho, no es la primera vez que algo así ocurre en Ucrania: en 2014 y tras la ocupación de Crimea Ucrania denunció ante el Tribunal de Estrasburgo que decenas de niños fueron detenidos en un puesto de control de Luhansk y llevados a territorio ruso.
Es posible que incluso después de la guerra sea difícil determinar las cifras totales de los afectados por esta barbaridad, pero lo que está claro según avanzan los meses y los combates le son más adversos a Rusia, es que la lista de crímenes de guerra perpetrados por Putin y los suyos no va a ser precisamente corta.

