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Depredador sexual y admirador del 'monstruo de Amstetten', así es el principal sospechoso en el caso de Madeleine McCann

El pedófilo alemán Christian Brueckner es el único sospechoso imputado hasta el momento. Se le relaciona con la desaparición de otros menores.

El pedófilo alemán Christian Brueckner es el único sospechoso imputado hasta el momento. Se le relaciona con la desaparición de otros menores.
Los padres de Madeleine McCann, en una rueda de prensa posterior a su desaparición (2007). | GTRES

Madeleine McCann desapareció el 3 de mayo de 2007 en El Algarve (Portugal). La pequeña —de 3 años— dormía en el apartamento 5A del complejo turístico Ocean Club de Praia Da Luz junto a sus hermanos, mientras sus padres cenaban en un restaurante cercano con un grupo de amigos que —según declararon— se turnaban para hacer rondas de vigilancia a los hijos de todos (8 niños en total) cada 20 o 30 minutos.

Los menores estaban solos y quien se llevó a la pequeña Maddie lo sabía. Según ha explicado su propia madre, este extremo estaba apuntado en el libro de reservas del establecimiento, donde habían solicitado tener cada noche la misma mesa. Era la que tenía mejores vistas de los apartamentos donde estaban los niños. Un error que Kate McCann y su marido lamentarán "hasta el final de nuestros días".

Supuestamente, alguien entró por la ventana y se llevó a la menor británica de su cama. Tras muchos años de infructuosa investigación, el principal sospechoso de la desaparición —y puede que del asesinato— de Madeleine es Christian Brueckner, un depredador sexual alemán que cumple condena en su país y acumula un largo historial delictivo (robo con violencia, tráfico de drogas, pedofilia y violación).

Delitos sexuales en Praia Da Luz

Cuando raptan a Maddie, Brueckner vivía en el Algarve. Aproximadamente a tres kilómetros del complejo en el que veraneaban los McCann. Estuvo en el punto de mira desde el principio, pero no era el único pederasta que se encontraba en la zona coincidiendo con el periodo estival. En realidad no es hasta el año pasado —15 años después de la desaparición de la pequeña— cuando éste se convierte en el primer y único imputado del caso.

Entre otros delitos, el alemán ha sido condenado por violar en 2005 a una mujer estadounidense de 72 años (a la que ató, golpeó, agredió sexualmente y robó) precisamente en Praia da Luz. El varón residió allí desde 1995 hasta 2007. Motivo por el que también se le investigó como posible responsable de otras desapariciones ocurridas en la costa portuguesa, como la de René Hesse en 1996. Un niño de 6 años al que se habrían llevado mientras jugaba en la playa.

Se fue a Alemania tras la desaparición

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Christian Brueckner fue detenido en Italia y extraditado a Alemania en 2018.

La prensa le puso nombre en 2020. Fue después de que la policía alemana hallara un sótano oculto en una parcela que frecuentaba el sospechoso y que estaba próxima al que fuera el domicilio del sospechoso —de 43 años— cuando llegó al país (precisamente en 2007). Estaba en la ciudad de Braunschweig, a unos 60 kilómetros de Hannover, y las autoridades germanas pensaron que podía haber enterrado allí a Maddie.

Hace tiempo que ellos dan por hecho que la pequeña fue asesinada. Así que los investigadores excavaron en aquel jardín en busca de huesos u otros restos que pudieran pertenecer a la menor. El sótano estaba bajo los cimientos de la construcción, una especie de cabaña que fue demolida en el año 2008. Pero no encontraron el cadáver de Madeleine, como esperaban.

Inga, la Maddie alemana

Bajo los escombros estaban —eso sí— los huesos de un perro que había pertenecido a Brueckner y un pen drive (dispositivo de almacenamiento portátil) con material pedófilo. Es decir, más de lo mismo. En 2016, las autoridades germanas ya encontraron 8.000 imágenes de pornografía infantil en la caravana en la que vivía, en una antigua fábrica abandonada, junto con grandes cantidades de bañadores de niña en su interior.

El hallazgo se produjo en el marco de la investigación de Inga Gehricke. La pequeña, conocida como la Maddie alemana, tenía 5 años y desapareció en 2015, durante la celebración de una barbacoa en una zona boscosa de Stendal (Alemania). Se da la circunstancia de que apenas 80 kilómetros separan el lugar donde se le perdió el rastro del cobertizo donde Brueckner tenía un sótano (o zulo) secreto.

Un chat monstruoso

Hans Christian Wolters, el fiscal alemán encargado del caso de la desaparición de Madeleine McCann, cree que Brueckner secuestró y mató a Maddie basándose en los hallazgos que se han realizado hasta el momento. El estudio de sus movimientos a través de la localización de sus llamadas —por ejemplo— lo sitúan en la zona del Algarve la noche de la desaparición de la pequeña.

En su momento, también reveló la existencia de una conversación de chat en la que el sospechoso reconoce que quiere "atrapar a un niño pequeño y usarlo durante días" e incluso grabar en video "cómo lo torturo". Estaba "obsesionado" con los niños, asegura el fiscal. Algo que coincidiría con el testimonio prestado por otra persona de su entorno, a quien le confesó sentir admiración por el austriaco Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten.

Su ídolo violó a su hija Elisabteh —con la que tuvo siete hijos/nietos— durante 24 años (de 1984 a 2008). Todo ese tiempo la mantuvo encerrada en un zulo. Una habitación con las ventanas tapiadas en el ático, donde la obligada a vivir aislada del mundo. Así lo había hecho previamente con su mujer, hasta que murió en 1980. Una terrible historia que a Brueckner le fascinaba.

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Excavaciones de la policía alemana en la parcela donde estaba el zulo de Brueckner.

Se coló en su casa y la esperó

Las personas con las que Brueckner tuvo contacto durante los años en los que vivió en el Algarve no conservan muy buena opinión de él, a tenor de los testimonios publicados por el diario británico Mirror. Entre ellos el de una de sus ex —que prefirió mantener su anonimato, por miedo a posibles represalias cuando salga de la cárcel— y el que fuera dice él uno de sus mejores amigos.

La primera relató que conoció al alemán en un restaurante en el que trabajaron juntos y todo el mundo le conocía por Chris. Al principio parecía un tipo amable y caballeroso con las mujeres, pero después —una vez avanzó su relación sentimental— convirtió su vida en un infierno. Era celoso, la obligaba a limpiar su apartamento, la agredió en varias ocasiones y la amenazaba con hacerle daño a su familia si no estaba con él.

El pasaje más inquietante se produce una noche en su casa, cuando vuelve del trabajo. Brueckner, con el que ya había roto, entró en la vivienda por una ventana y la estaba esperando debajo de la cama. Cuando la escuchó, salió de su escondite, la saludó con normalidad y se marchó. Ella cree que quería comprobar si llevaba a algún hombre a dormir. Ahora se pregunta qué hubiera ocurrido de haber sido así.

Un pervertido, capaz de todo

Por su parte, Michael Tatschl —de 46 años— dijo de su examigo: "Sé que lo hizo". El austríaco fue compañero de piso de Brueckner en Praia da Luz y le considera "capaz de arrebatar un niño para forzarlo sexualmente o por dinero". "Él era un pervertido", sentenció en declaraciones al tabloide inglés, "todos sus amigos lo pensaban, tuvo algunos problemas sexuales".

El hombre, que ahora es vagabundo, explicó que el sospechoso tenía una gran capacidad para colarse en los apartamentos y las habitaciones de los hoteles para robar a los turistas. Él cree que pudo llevarse a Maddie y vendérsela a alguien de su círculo sexual. Piensa que vendía drogas y pornografía infantil en la dark web.

Según este testimonio, Brueckner se jactaba del dinero que ganaba y sus amigos se preguntaban de dónde lo sacaba. Especialmente a raíz de que se comprara una caravana Tiffin Allegro, de unos 10 metros de largo, que es con la que posteriormente se fue a Alemania y en la que la policía germana encuentra bañadores de niñas y material fotográfico pedófilo.

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