Gaviotas en el Vaticano: por qué siempre hay una junto a la chimenea de la Capilla Sixtina

Mientras millones de ojos alrededor del mundo se posan en la chimenea de la Capilla Sixtina durante cada cónclave en el Vaticano para esperar a la fumata blanca – que ha ocurrido este jueves 8 de mayo de 2025 a las 18:07 de la tarde–, una figura inesperada, aunque ya habitual, ha robado plano a los cardenales electores: la gaviota. Su aparición junto a la famosa chimenea, justo antes de la fumata, ha pasado de ser una anécdota a convertirse en un símbolo del cónclave, protagonista de memes y titulares que la visten incluso con la sotana papal.

Sin embargo, detrás de la anécdota, hay una imagen que molesta a muchos habitantes de Roma, y es que la sobrepoblación de gaviotas se ha convertido en un creciente problema en la capital italiana. Su masiva proliferación —estimada en más de 40.000 ejemplares— ha transformado a esta especie, originalmente marina, en una presencia constante y a menudo hostil y molesta en la vida cotidiana de los romanos.

Las gaviotas han abandonado la costa, a unos 40 kilómetros, para instalarse en los tejados de las plazas, monumentos y balcones de Roma, donde anidan y crían sin ningún tipo de oposición. Su presencia en el Vaticano, incluso durante el cónclave, no es casual: el diario La Stampa ha revelado que la emblemática "gaviota del cónclave" era en realidad parte de una pareja que anidaba junto a la chimenea, cuidando a su polluelo, ya que si se observa bien alrededor de la chimenea, también se puede ver un nido.

Una ciudad cercada por las gaviotas

Esta escena, que para algunos es entrañable, también es un reflejo de lo que ocurre en toda la ciudad. Y es que las gaviotas se han adueñado de todo el espacio urbano. En primavera, durante su período de nidificación, defienden sus nidos con agresividad, protagonizando más de 30 ataques por semana, según la asociación Earth. Los vecinos han denunciado que las aves les impiden salir a sus terrazas e incluso les arrebatan la comida en plena calle.

La invasión ya no es solo anecdótica, sino que hurgan en la basura, se alimentan de desechos e incluso cazan palomas y roedores. La imagen de ver a una gaviota devorando un ratón ya no sorprende a nadie.

Ante la situación, el Ayuntamiento de Roma ha destinado cuatro millones de euros hasta 2026 para controlar la población de gaviotas. Asimismo, ha recomendado cerrar balcones, instalar redes o disuasores y mantener las zonas limpias para evitar anidamientos. Pero la medida más eficaz, según los expertos, sigue siendo una: eliminar su fuente de alimento, la basura descontrolada que convierte a Roma en un buffet libre para estas aves.

¿Un icono espiritual o una amenaza para los romanos?

La imagen de la gaviota sobre la Capilla Sixtina es, para muchos, la silenciosa espectadora de la elección del próximo líder de la Iglesia católica. Sin embargo, para los romanos, es el recordatorio de un problema real que sufren en la ciudad.