
Otro ataque a los cristianos. O al menos así lo piensan muchos alemanes. Lo que debía ser una celebración solemne por el 1.250 aniversario de la región alemana de Westfalia se convirtió en un acto bochornoso. El pasado 15 de mayo, la Catedral de Paderborn, uno de los templos católicos más importantes de Alemania, fue escenario de una actuación que ha sido calificada por muchos como una profanación del templo.
La actuación incluyó escenas controvertidas que han provocado mucha indignación en Alemania. Durante el ‘espectáculo’, tres intérpretes —una mujer y dos hombres sin prácticamente ropa— manipularon cadáveres de pollos crudos y sin cabeza, colocados en pañales, mientras cantaban. Los bailarines se movían por el escenario con guadañas, justo frente al altar de la catedral, en lo que muchos asistentes interpretaron como una burla grotesca hacia los elementos sagrados de la catedral.
Entre el público se encontraban el presidente federal alemán, Frank-Walter Steinmeier, y el arzobispo local, Udo Markus Bentz. Tras la presentación y el escándalo mediático que siguió, tanto la Iglesia como la Asociación Regional de Westfalia-Lippe emitieron un comunicado conjunto en el que aseguraban no haber conocido previamente el contenido del espectáculo. La catedral, que suele albergar actividades culturales, anunció una revisión interna de sus procedimientos de autorización y prometió ser más rigurosa en la evaluación de futuras propuestas.
Más de 22.000 firmas
No obstante, la reacción pública fue inmediata. Más de 22.000 personas firmaron una petición exigiendo una disculpa formal del arzobispo Bentz y la reconsagración de la catedral, al considerar que había sido profanada por lo que perciben como una utilización sacrílega del templo. La arquidiócesis lamentó que se hayan herido sentimientos religiosos, pero sus declaraciones fueron consideradas insuficientes por muchos fieles, al no hacer referencia explícita al carácter sagrado del lugar.
La polémica también ha reavivado el debate sobre los límites de la libertad artística en espacios religiosos. Según el Canon 1210 del Código de Derecho Canónico, en un lugar sagrado solo se permiten actividades que fomenten el culto, la piedad o la religión, y se prohíben aquellas que no respeten su carácter espiritual, incluso si cuentan con permiso del obispo.
Voces famosas se han sumado al rechazo. El sacerdote alemán Frank Unterhalt, portavoz del grupo Communio Veritatis, calificó el acto como un "abuso aborrecible" y un "espectáculo pagano que constituye una burla al Señor y a su Iglesia". Desde su perspectiva, "se deberían tomar medidas penitenciales para restaurar la dignidad del templo". También el partido Alternativa para Alemania (AfD) ha condenado la actuación, al igual que la escritora hindú Maria Wirth, quien sugirió que se trataba de un intento deliberado de socavar los valores cristianos desde dentro.





