
La policía brasileña busca a Eliandro Lourenço Menezes como presunto responsable del asesinato del chef mallorquín David Peregrina Capó -de 53 años- y su mujer Érica da Silva Santos -de 38 años-, perpetrado el pasado 23 de noviembre en el restaurante propiedad de la pareja en Porto Seguro -Ilha dos Ribeirinhos (antes Os Ribeirinhos)-, como venganza por una promesa incumplida en el pasado.
Según se desprende de la investigación, los tres alcanzaron un acuerdo que no llegó a término. El matrimonio pasó una larga temporada en Europa y el brasileño se encargó de cuidar sus propiedades durante ese tiempo. Como contraprestación, debía recibir una parcela de las tierras en las que se ubica el establecimiento. Pero el intercambio nunca se produjo. Menezes aprovechó su ausencia para ocultar drogas y armas, y -cuando le pillaron- tuvo que marcharse.
El brasileño está huido desde 2017, cuando un operativo contra el narcotráfico en la isla destapó la actividad ilegal que desarrollaba junto con otros familiares. Él, que es un viejo conocido de la policía y tiene antecedentes por el atraco a banco a mano armada en 2015 -entre otros delitos-, decidió irse. De manera que la pareja de hosteleros continuó con su vida, hasta que su verdugo volvió para cobrarse la deuda.
La venganza del narco
El éxito del restaurante puso a David y Érica en el punto de mira del delincuente. El comisario de Porto Seguro, Euler da Silva, ha explicado que la pareja "estaba en ascenso y en el centro de atención". Desde hace algún tiempo, "el restaurante era frecuentado por turistas de todo Brasil, incluidos artistas" y esto podría haber provocado "cierto resentimiento en Eliandro", ha añadido.
De ahí que el presunto asesino regresase, con el objetivo de que el chef y su esposa saldaran su deuda con él. Pero algo se torció. La hipótesis de la policía es que David rescindió el acuerdo por incumplimiento y el extrabajador decidió matar al matrimonio. Desde el principio se investigó el crimen como una ejecución, teniendo en cuenta que no había signos de que los asaltantes hubieran robado nada.
El brasileño -que tenía una orden de prisión preventiva desde 2019- ha sido delatado por su propio hijo, al que confesó el doble homicidio durante una llamada telefónica. Así lo habría denunciado el joven, que también podría estar implicado en los hechos (aunque de momento lo niega). La policía cree que el asesino necesitó la colaboración de al menos dos personas para perpetrar su plan.
Ejecutados a balazos
El chef mallorquín David Peregrina Capó -de 53 años- y su mujer Érica da Silva Santos -de 38 años-fueron asesinados el 23 de noviembre en Ilha dos Ribeirinhos (antes Os Ribeirinhos), el restaurante del que eran propietarios en Brasil. Un "refugio exclusivo" -señala su perfil de Instagram- ubicado al sur de Bahía, a orillas del río Buranhém, que la pareja había convertido en un templo de la cocina española y también en su hogar. Afortunadamente, el hijo que tenían en común -menor- no estaba en el inmueble en el momento del suceso.
La policía brasileña siempre investigó los hechos como un asesinato. Los agentes del caso no encontraron indicios de robo y era improbable que unos ladrones eligiesen un lugar así para un asalto, ya que sólo se puede llegar a él en barco y esto podría complicar también la huida. La principal hipótesis era la de una ejecución. Los cadáveres de las víctimas se encontraban en distintos lugares del restaurante. El español recibió tres tiros en la cocina. A Erica le dispararon en el exterior. Su cuerpo fue localizado desnudo cerca de la orilla, pero se descartó la agresión sexual.
La teoría de los investigadores es que la mujer estaba en la ducha en la planta de arriba (donde vivían) cuando oyó disparos en la de abajo y salió de la casa de forma inmediata. Erica saltó al patio por una ventana para intentar escapar llegando al agua, pero una bala impactó en su cabeza. Algunos vecinos oyeron disparos y gritos, así que alertaron a las autoridades. Cuando llegaron, los dos estaban muertos. Inicialmente se investigó a tres personas por su posible relación con los hechos y -aunque Eliandro sigue suelto- el caso está más cerca de resolverse.

