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"No es posible saber si Cuba patrocina el terrorismo o el terrorismo se ha adueñado de Cuba"

"La relación del régimen cubano con el terrorismo no es coyuntural, es estructural", sentencia el director de Cuba en Transición, Matías Jové.

"La relación del régimen cubano con el terrorismo no es coyuntural, es estructural", sentencia el director de Cuba en Transición, Matías Jové.
Exiliados cubanos protestan en Miami contra el dictador Diaz-Canel. | LD/Agencias

El castrismo se ha apoyado en el terrorismo para mantenerse en el poder durante más de seis décadas en Cuba. Así lo demuestra un detallado informe del Centro de Estudios Universitarios CEU-CEFAS, titulado 'Las múltiples caras del terrorismo en Cuba', que ahonda en esa conexión entre la dictadura y el terror a lo largo de los años. El trabajo ha sido realizado por Matías Jové, director ejecutivo de la Asociación Española Cuba en Transición, y John Suárez, su homólogo en el Centro por una Cuba Libre. El prólogo es de María San Gil, un referente de la lucha antiterrorista en España.

La relación de la dictadura comunista con el terrorismo es tan antigua como su alabada revolución. Ya en 1959, el castrismo recurrió a la violencia para instaurar un régimen que le permitiera perpetuarse en el poder sine die (como ha hecho). Para ello, ha mantenido y fortalecido sus conexiones con estos grupos criminales, de ETA a Hezbolá, pasando por Hamás.

"La relación del régimen cubano con el terrorismo no es coyuntural, es estructural", asevera Matías Jové en declaraciones a Libertad Digital. "Estuvo en los orígenes de la revolución, en su desarrollo y continúa siendo fundamental en su supervivencia", añade. "Hoy no es posible saber si Cuba patrocina el terrorismo o el terrorismo se ha adueñado de Cuba. Seguir financiándolo es literalmente suicida", sentencia.

Al propio Fidel Castro se le vinculó con al menos tres asesinatos en sus tiempos de juventud. Delitos por los que nunca fue condenado, por falta de pruebas, recuerda el informe. Nunca tuvo reparos en hacer uso de la violencia para conseguir sus objetivos, como se constató con su ascenso al poder a golpe de asalto. El del Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953 (que después dio origen al Movimiento 26 de Julio), fue la chispa que encendió una llama que los castristas no permiten que se apague.

Con aquella acción armada, los de Fidel no lograron derrocar a Fulgencio Batista (que instauró una dictadura militar en 1952). Pero fue el germen de una revolución que —dicho sea de paso— nunca trajo a los cubanos el paraíso prometido. No hay más que ver la situación que tiene el país caribeño más de 60 años después: hambre, miseria, represión, presos políticos, torturas, crisis energética y más violencia. No ha habido paz para el pueblo cubano.

El estallido de la revolución

El 8 de noviembre de 1957, explotaron cien artefactos a la vez en la capital del país. Y —en los años siguientes— se recrudeció la guerra de guerrillas en Sierra Maestra y se ejecutaron secuestros de varios aviones para incorporarlos a las Fuerzas Aéreas Revolucionarias. Con el triunfo de la revolución —el 1 de enero de 1959— Fidel Castro despegó políticamente y reforzó su agenda internacional para exportar su ‘método’ al resto del continente. Con este fin, recuerda el mencionado informe, el dictador creó el Directorio de Liberación Nacional.

"Cuba patrocinaba actos de terrorismo callejero en Venezuela, desembarcos de las guerrillas en Panamá y República Dominicana, y suministraba armas al grupo terrorista argelino Frente de Liberación Nacional", señala. "En noviembre de 1962, Estados Unidos expulsó a dos diplomáticos cubanos, Elsa Montera Maldonado y José Gómez Abad. Ambos estaban planificando un atentado terrorista para detonar 500 kilos de explosivos en grandes superficies de Estados Unidos y la Grand Central Terminal de Manhattan el finde semana de Acción de Gracias".

Un ejército poderoso

"En 1966, Fidel Castro logra reunir a más de 500 líderes de África, Asia y América en la Primera Conferencia Tricontinental y en su discurso defendió públicamente que las armas eran el camino para alcanzar el poder", añade. Cuba se sirvió de la alianza con la Unión Soviética para fortalecer su aparato militar y exportar sus fórmulas terroristas. "El ejército cubano llegó a ser el noveno más poderoso del mundo", recuerda, "sólo en África, contaba con la presencia de 70.000 hombres".

"Cuba proporcionó ayuda militar a Argelia, Iraq, Libia, Siria, Granada y Nicaragua" e incluso "se constató la presencia de militares cubanos bajo la bandera siria en la Guerra de Yom Kippur". Es en este momento cuando se fortalece la colaboración del régimen caribeño con organizaciones terroristas palestinas, apoyando al régimen de Al-Fatah.

Refugio de terroristas

Cuba sólo ha sido un paraíso para los terroristas, que han encontrado en la isla caribeña un lugar de refugio y evasión de la justicia. Como explica el informe realizado por Jové y Suárez, el gobierno francés expulsó en 1975 a tres diplomáticos cubanos por su colaboración con uno de los criminales más buscados del mundo en aquel momento: el venezolano Ilich Ramírez, alias ‘Carlos el Chacal’, condenado a cadena perpetua por el asesinato de tres agentes galos aquel año.

Cabe recordar que éste perteneció al grupo terrorista del Frente Popular para la Liberación de Palestina, fue considerado por Hugo Chávez como "un continuador de las más grandes luchas" y colaboró estrechamente con ETA, que también encontró en Cuba el lugar perfecto en el que establecer un entramado empresarial con el que poder financiar a la banda y dar cobertura a los etarras que necesitan huir para eludir la acción de la policía o la justicia.

El narcotráfico como pilar del régimen

Tras la caída del Muro de Berlín, señalan los autores, Cuba no sólo mantiene sus vínculos con el terrorismo y el narcotráfico sino que los convirtió en pilares de la viabilidad del régimen. La relación de Cuba con los cárteles de la droga quedan documentados —por ejemplo—en un informe de la CIA desclasificado en 1989 que contenía información sobre la colaboración de oficiales de alto rango con destacados traficantes, como Carlos Lehder y Jaime Guillot, así como el uso de rutas aéreas, puertos y vías marítimas, el lavado de dinero y las conexiones con otros gobiernos.

Según las pruebas presentadas por el Departamento de Estado, la DEA y el Estado de Florida, desde principios de la década de los ochenta, la dictadura habría establecido una red conjunta entre Cuba, las guerrillas y el narcotráfico para facilitar el envío de drogas a Estados Unidos y al mismo tiempo abastecer de armas a la guerrilla colombiana. En el juicio del general panameño Noriega, que fue condenado en 1993 por narcotráfico en Estados Unidos, el propio Fidel Castro aparece como mediador con el Cartel de Medellín y la incautación de un laboratorio de cocaína en el país.

"En la década de los 90, Cuba jugó un papel central en el establecimiento de toda una red de narcotráfico en Venezuela", recoge el informe. "Desde el ascenso al poder de Hugo Chávez, La Habana tiene un papel muy importante de injerencia en Venezuela, tanto que en 2007 propone una confederación de dos países en uno y se incluye esa opción en el referéndum constitucional rechazado ese año por los venezolanos", recuerda. "En este contexto de vinculación con el narcotráfico, las conexiones de Cuba con terrorismo no han cesado. Más bien, se han expandido alcanzando una dimensión global", aseveran los autores del trabajo. Podríamos estar hablando del "mayor conglomerado de crimen organizado trasnacional que jamás haya existido".

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