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Abu Mohamed al Yaulani entra en Damasco tras la caída del régimen de Al-Asad

Abu Mohamed al-Jolani, líder del grupo islamista suní Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ingresa triunfalmente en Damasco, convirtiéndose en una de las figuras más visibles de la oposición que ha logrado hacer caer el régimen de Bashar al-Asad.

Abu Mohamed al-Jolani, líder del grupo islamista suní Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ingresa triunfalmente en Damasco, convirtiéndose en una de las figuras más visibles de la oposición que ha logrado hacer caer el régimen de Bashar al-Asad.

En una de sus primeras acciones en la capital, al-Jolani visitó la Gran Mezquita de los Omeya, un símbolo de la ciudad y de la historia del país.

Al-Jolani, de 42 años y nacido en Arabia Saudí, es un combatiente de larga trayectoria que estuvo vinculado anteriormente a Al Qaeda y luchó en Irak. En 2013, Estados Unidos lo incluyó en su lista de terroristas más buscados, ofreciendo una recompensa de 10 millones de dólares por información sobre su paradero. Sin embargo, su posición actual es muy diferente. Desde su liderazgo en HTS, al-Jolani ha logrado consolidar su figura al frente de una coalición de grupos rebeldes en un complejo contexto de cambio político y militar en Siria.

El movimiento liderado por al-Jolani ha sido uno de los actores más destacados en el conflicto sirio, que ha visto cómo el régimen de Bashar al-Asad ha perdido terreno frente a la ofensiva rebelde. Aunque HTS ha sido considerado un grupo extremista por muchos, también ha jugado un papel central en las negociaciones y en la dinámica de poder de las regiones controladas por la oposición.

El cambio de régimen que se perfila en Siria plantea un futuro incierto, con el liderazgo de al-Jolani ahora siendo más visible en un escenario en el que grupos rebeldes de diversa índole intentan reorganizarse en un contexto de transición multiconfesional. Aunque su imagen pasó de ser la de un líder de la clandestinidad a la de un protagonista visible de los últimos avances militares, las incógnitas sobre sus próximos movimientos y las posibles reconfiguraciones del poder en el país son muchas.

El futuro de Siria, aún marcado por la compleja situación de los diversos actores en conflicto, dependerá en gran medida de cómo evolucione la relación entre estos grupos y el desafío de consolidar un nuevo orden político que sea capaz de incluir a todas las facciones en un proceso de pacificación y reconciliación.

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