
Israel está lanzando el mayor ataque de su historia sobre Irán: desde la madrugada de este viernes aviones de la fuerza aérea israelí han bombardeado repetidamente tres tipos de objetivos en el país de los ayatolas: los relacionados con el programa para obtener armamento nuclear, misiles de largo alcance e instalaciones que tengan que ver con su fabricación y oficiales de altísima graduación y científicos esenciales del régimen chií.
Las primeras oleadas de este "ataque preventivo" han sido bastante exitosas: al parecer se han dañado severamente las instalaciones para el enriquecimiento de uranio de Natanz –en la tarde de este viernes también se ha atacado la de Fordo–, se han logrado eliminar misiles balísticos en varias zonas del país, así como lanzaderas y algunas fábricas y, según la información ofrecida por Israel, se ha destruido buena parte de la capacidad aérea defensiva de Irán.
Pero quizá lo más relevante en el corto y medio plazo sea la eliminación de algunos de los personajes más relevantes de la cúpula militar del régimen chií: el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohammad Hossein Bagheri; el comandante del Mando de Emergencia, Gholam-Ali Rashid; y, quizá el más importante de todos, el comandante de la Guardia Revolucionaria Islámica, Hossein Salami.
Además, se ha eliminado a otros militares de muy alto nivel, como la cúpula de la fuerza aérea de la Guardia Revolucionaria y también a relevantes científicos del programa nuclear, entre ellos Fereidun Abbassi, que actualmente era, al menos sobre el papel, el jefe de la Agencia Nuclear iraní, en teoría de carácter civil, pero al que se consideraba esencial para completar la fabricación de armas nucleares.
Ataque preventivo antes del "punto de no retorno"
Israel ha asegurado que se trata de un "ataque preventivo" porque Irán estaba a punto de llegar al "punto de no retorno", es decir, a un estado tan avanzado de la fabricación de armas nucleares que ya lo haría inevitable por ningún medio.
En un encuentro por videoconferencia con periodistas internacionales organizado por la asociación EIPA, la capitán Tammy Shur, portavoz internacional del IDF, ha explicado que se ha tratado de un "ataque en varios frentes y coordinado" y, pese a que no ha confirmado ni desmentido la participación del Mossad, diversas fuentes aseguran que numerosos agentes del servicio secreto israelí han trabajado desde hace tiempo en territorio iraní para asegurar el éxito en determinados bombardeos.
Shur también ha confirmado a Libertad Digital que hasta ese momento ningún israelí había perecido en los ataques y ha asegurado del mismo modo que la aviación de Israel está teniendo especial cuidado en provocar las mínimas víctimas colaterales posibles, así como evitando también bombardear lugares "en los que haya una cantidad de uranio enriquecido que pueda suponer un riesgo para los civiles iraníes".
Irán responde con decenas de misiles
La primera respuesta de Irán ha llegado en la noche del viernes con un lanzamiento masivo de misiles, alrededor de un centenar, que han llegado a territorio israelí poco antes de las nueve de la noche hora española.
Irán habría lanzado varias oleadas de misiles que, cuando escribimos estas líneas, habrían sido interceptados en su inmensa mayoría, pero según ha confirmado un portavoz de la IDF "unos pocos de ellos sí habían logrado impactar en edificios, en algunos casos por los escombros de misiles interceptados por los sistemas de defensa". Siete personas han resultado heridas leves, todas ellas civiles.
Más que un ataque: "Es una guerra"
En el encuentro con periodistas organizado por EiPA que mencionábamos anteriormente ha participado uno de los más destacados expertos en el régimen iraní de Israel: Danny Citrinowicz, es investigador principal en el Programa sobre Irán y el Eje Chiita en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional.
Citrinowicz, que fue jefe de la rama de Irán en la División de Investigación y Análisis de la inteligencia de defensa israelí, ha explicado que los primeros ataques israelíes han logrado éxitos notables, especialmente la eliminación de la cúpula militar, pero se ha querido también mostrar muy cauteloso y ha explicado que los iraníes "todavía tienen capacidad de golpear" y que estamos ante un conflicto que "va para largo".
"Estamos en las primeras etapas" y no en el final de este enfrentamiento, que en un principio ha calificado como una "campaña larga" pero más adelante ha descrito de una forma aún más contundente: "Esto es una guerra que va a cambiar Oriente Medio y que va tener efectos más allá de Oriente Medio".
Un análisis que comparte la experta en países árabes, Ruth Wasserman Lande , que fue asesora de Shimon Peres durante su presidencia y más adelante también fue diputada en la Knesset: "No va a ser uno o dos días, va a ser mucho más largo y afectará a Irán de una forma seria, va a ser un cambio histórico en la región".
El programa nuclear, afectado pero no acabado
Sobre el gran objetivo de este ataque, el programa nuclear iraní, Citrinowicz ha dicho que hay que tomar con precaución la medida del éxito logrado hasta el momento, tanto por el ataque de Natanz como por la eliminación de científicos relevantes, si bien ha advertido que a Irán todavía "le queda mucho uranio y lo podría enriquecer en otros lados" como las instalaciones de Fordo, aunque estas también han sido atacadas en la oleada de bombardeos de este viernes.
En su opinión, lo más importante al respecto es la eliminación de científicos que eran clave tanto para completar el enriquecimiento de uranio –un proceso que da prácticamente por terminado– como los que serán necesarios para convertir ese material en armas operativas.
Por último, destaca que en su opinión el ataque ha tenido lugar ahora en buena medida por esos científicos, a los que es obvio que el espionaje israelí tenía bien localizados y perder esa pista era un riesgo que no se podía asumir.
¿Adiós a los proxys?
A propósito de esas razones de oportunidad para que Israel se decida a atacar en este momento, Ruth Wasserman ha puesto sobre la mesa el momento que vive Hezbolá, que ya ha condenado el ataque pero también ha anunciado que no tomará represalias: "No es que sean muy de fiar, pero es curioso y significativo, están atravesando sus propios problemas, tratando de recuperarse de los golpes muy fuertes que les ha dado Israel y no quieren echar a perder ese proceso con otro enfrentamiento". Además, recuerda que las relaciones entre grupos terrorista e Irán no pasan por su mejor momento, después de que los ayatolas no les prestaran casi ninguna ayuda en esa última campaña de Israel en el Líbano.
Citrinowicz se muestra también convencido de que esa debilidad de Hezbolá es un factor importante, ya que la milicia chií del Líbano era "una de las razones por las que hasta ahora Israel no había atacado a Irán con tanta dureza". Para él, que digan de una forma tan rápida que no van a intervenir en este nuevo conflicto "es un cambio dramático".
Y es que estamos ya en un Oriente Medio muy diferente al que conocíamos hasta el 7 de octubre, tal y como dice Wasserman: Hamás ya no es un rival peligroso –aunque siga la guerra por acabar con ellos– y Hezbolá está mucho más débil y no supone una amenaza como la que suponía.
Como Florentino Portero explicaba en una entrevista con Libertad Digital hace unos meses, Irán e Israel están en guerra desde hace décadas, desde la llegada de los ayatolas al poder.
Ahora parece que la fase de esa guerra en la que ambos países se enfrentaban indirectamente, casi únicamente a través de los proxys que creaba y mantenía Irán, es parte del pasado, que ese conflicto ha llegado a un nuevo estadio en el que los golpes, al menos los que está dando Israel, son más fuertes y más directos.
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