Tres días consecutivos de pérdidas en las bolsas ha hecho saltar todas las alarmas, de hecho hasta los telediarios abren con estas caídas en los mercados. Pero detrás de todo esto hay un plan que puede o no salirle bien a Trump y a los inversores.
La administración Trump ha puesto en marcha una ambiciosa política económica, comercial y monetaria con el objetivo de corregir desequilibrios históricos en Estados Unidos. Esta estrategia busca enfrentar desafíos económicos críticos, como una deuda pública que asciende a 36 billones de dólares, equivalente al 124% del PIB, un nivel superior al registrado tras la Segunda Guerra Mundial. La dependencia del endeudamiento constante pone en riesgo la estabilidad económica, y el plan de Trump promete una reestructuración profunda tanto a nivel nacional como internacional.
La comunicación de aranceles a todos los países, ha hecho que el riesgo de recesión se dispare, tal y cómo dice JP Morgan, que hay un 75% de posibilidades de recesión global y eso ha hecho que las bolsas caigan cómo pocas veces se ha visto.
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Vean la caída del Ibex 35, de ser el índice europeo que mejor iba, ha bajado un 10% en 3 dias. desde luego un momento para saber gestionar un stop en nuestras posiciones en bolsa, tal y cómo hacen los alumnos del curso de Libertad Digital y Estrategias de Inversión.
Los números reflejan la magnitud del problema: los intereses de la
deuda ya superan el billón de dólares anuales, sobrepasando el
presupuesto de defensa y aproximándose al gasto en pensiones o sanidad. Sin medidas estructurales, esta deuda podría alcanzar el 134% del PIB en 2035, con un déficit público proyectado en 6,4% para 2024 y hasta 6,8% en 2025. Reducir los tipos de interés es una prioridad clave, ya que con 9,2 billones de dólares en vencimientos por refinanciar en 2025, una rebaja de 50 puntos básicos podría ahorrar 46.000 millones de dólares al año en costes financieros.
Más allá de la protección de industrias locales, los aranceles de Trump tienen un propósito estratégico: forzar un reajuste comercial global. La administración apunta a socios como China, acusada de inundar mercados con una moneda subvaluada, presionando para que la revalorice y compita en igualdad de condiciones. Asimismo, busca que Europa disminuya su dependencia comercial de China y se alinee más con Estados Unidos en cuestiones geopolíticas, mientras países como India, México y Canadá podrían verse obligados a renegociar términos comerciales bajo esta presión.
Juego arriesgado
El plan, sin embargo, es un juego arriesgado. Si en los próximos 18 meses no se logran resultados, las consecuencias podrían ser graves: cadenas de suministro colapsadas o una inflación descontrolada podrían forzar a la Fed a subir los tipos de interés, frustrando los objetivos de Trump. El éxito dependerá de mantener bajo control indicadores como el empleo y la inflación; de lograrlo, podría transformar la economía global, reducir la deuda, debilitar el dólar y aumentar las exportaciones, consolidando un legado histórico.
No obstante, el costo de un fracaso sería inmenso, tanto económica como políticamente. Aunque Trump critica las barreras comerciales ocultas que distorsionan los mercados, su enfoque arancelario genera controversia. La verdadera solución, como muestra el ejemplo de Argentina, podría estar en negociaciones que eliminen aranceles por completo. Si la arriesgada apuesta de Trump no da frutos, el panorama global podría tornarse sombrío, afectándonos a todos.
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