Estamos cansados de escuchar en el Gobierno mensajes demasiado optimista, no sólo en el plano económico sino también en el plano social. Esta misma semana, con los datos de la EPA y los datos del PIB y el balance de ecuador de legislatura de Pedro Sánchez hemos descubierto que muchos estábamos equivocados. Lo que nos parecía es que cada vez tenemos menos recursos para hacer frente a gastos crecientes, es decir, que cada vez somos más pobres, pues resulta que no.
Hoy en Con Ánimo de Lucro nos hemos propuesto profundizar en esta realidad que vive España y que nos aleja precisamente de esos países que atraen población por su nivel de vida. En España el nivel de vida empieza a converger con el que tienen otras latitudes como Argentina, en lugar de hacerlo con nuestros vecinos europeos como pudiera ser Irlanda.
La realidad que vive España es la de un país empobrecido donde los salarios cada vez más extendidos se acercan demasiado al Salario Mínimo Interprofesional. De las personas que tienen la suerte de trabajar en España, un 25% de los trabajadores españoles, uno de cada cuatro, cobra menos de 20.000 euros. Además, en España el 96% de los trabajadores cobra menos de 60.000 euros y de ellos, la gran mayoría cobra menos de 40.000. La mitad de los trabajadores en España cobra menos de 23.000 euros anuales.
En suma, el acceso a la vivienda se ha convertido en una de las principales causas de exclusión, especialmente en grandes ciudades. Además, aunque el paro ha bajado en términos generales, España mantiene una de las tasas más altas de desempleo juvenil de Europa, por encima del 26%. En consecuencia, la precariedad laboral sigue siendo un factor clave: contratos temporales, jornadas parciales no deseadas y bajos salarios afectan especialmente a jóvenes, mujeres y migrantes. En este contexto, el índice de Gini, que mide la desigualdad de ingresos, se sitúa en torno al 33, uno de los más elevados de la UE.
Por otra parte, la recuperación económica ha sido desigual: mientras algunos indicadores macroeconómicos mejoran, la riqueza no se ha redistribuido equitativamente. De hecho, un 13% de los hogares no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno, según datos del INE. Y es que los bancos de alimentos atienden a más de 1,2 millones de personas en toda España. Las solicitudes de ayuda social han crecido desde la pandemia y por la inflación.
Finalmente, cabe recordar que el acceso a los servicios también ha empeorado. En concreto, el acceso a la sanidad y la educación pública muestra brechas territoriales importantes. Las listas de espera en la sanidad pública han alcanzado récords históricos: más de 800.000 personas en espera para una operación en 2024.