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Los PGE vilipendiados

Sólo si Sánchez no tiene proyecto alguno para gobernar España, puede entenderse su afirmación,las cuentas de 2026 no son imprescindibles para seguir en la Moncloa.

Sólo si Sánchez no tiene proyecto alguno para gobernar España, puede entenderse su afirmación,las cuentas de 2026 no son imprescindibles para seguir en la Moncloa.
EP

Estamos hablando de los Presupuestos Generales del Estado (P.G.E.) que parecen ser la hermana pobre y desahuciada del gobierno, sin lugar dónde estar, ni consideración ni respeto a su propia existencia.

Según las informaciones disponibles, en el Palacio de la Moncloa están asumiendo que, los presupuestos para el año 2026, ni están ni se les espera. Querer ser presidente del gobierno, exonerándose de presentar anualmente unos presupuestos, es tanto como pretender ser padre de familia numerosa, sin tener hijos.

Parece que el señor presidente teme que no sean aprobados, porque parte de los suyos no están dispuestos a aprobarlos, salvo que España se rinda a sus pies, la troceen y se la repartan, sólo, para empezar a hablar.

Al parecer, el presidente, de momento, no está dispuesto a ceder. ¡Cual será el tono y el alcance de las pretensiones! A los españoles, los de a pie, no nos sorprende lo que pueda ser. Está acuñado que, cuando se cede al chantaje una vez, se supone que estará dispuesto a ceder, sine die, a cualquier exigencia.

Por ello, la mínima experiencia exigible a un gobernante es la capacidad para distinguir entre fieles y leales al compromiso, y aquellos que anticiparán sus intereses, como moneda de cambio a sus apoyos. Con suyos así, no necesitan ajenos.

Lo que sí es importante, es que al señor Sánchez, no le importa lo que tenga que hacer para mantenerse en la Presidencia del Gobierno. Resultado de este principio son, no sólo las concesiones ya realizadas y las por realizar, sino que, ante la inseguridad del voto de los suyos, ha optado por no acercarse a Las Cortes solicitando aprobación.

Y, entre los que pueden no ir, vienen siendo los Presupuestos Estado, pues vivimos hoy, de los que se aprobaron en 2022. ¿Mientras tanto, qué hace el presidente Sánchez? Pues, ser presidente y anatematizar personalmente, al Estado de Israel.

En algún momento pensamos que, dado que parece estar en posesión del grado universitario en Economía, rendiría tributo a los Presupuestos, como plan económico a desarrollar. Ya que, el viejo concepto de presupuesto como simple cuenta de lo que se pretende gastar y de lo que se va a ingresar, terminó ya por los años cincuenta.

Desde entonces, el Presupuesto es un plan de acción económica. Es, en definitiva, un instrumento de política económica para acometer los objetivos económicos y financieros, de una nación llamada España. ¿Queremos crecimiento o preferimos estabilización, o quizás redistribución de rentas cumpliendo una agenda social, o incentivación de la inversión como itinerario al pleno empleo…?

La solución de los constituyentes, de prorrogar los últimos presupuestos aprobados, no era eludir nuevos presupuestos acordes con los objetivos fijados por la comunidad, sino para subvenir a posibles retrasos en su aprobación.

Sólo si Sánchez no tiene proyecto alguno para gobernar España, puede entenderse su afirmación, según los medios, de que, las cuentas de 2026 no son imprescindibles para seguir en la Moncloa; asegurando literalmente que, "los Presupuestos son un instrumento, no son un fin en sí mismo".

¡Lo que hay que ver y oír!

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