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Mascotas, gimnasios y populismo fiscal

El Gobierno andaluz no quiere bajar más los impuestos porque no quiere tocar el gasto. Bien, es una elección política: pero que no nos tome el pelo.

El Gobierno andaluz no quiere bajar más los impuestos porque no quiere tocar el gasto. Bien, es una elección política: pero que no nos tome el pelo.
Juan Manuel Moreno. | LD/Agencias

No creo que nadie lo haya diseñado de cero. Pero si lo hubiera hecho sería para darle un premio (por maligno, eso sí). Porque el sistema fiscal español lo tiene todo (lo malo): tipos elevados, complejidad normativa, genera una incertidumbre para el contribuyente, costoso de aplicar y vigilar, desincentivador de la actividad económica, ineficaz…

Pues un poco de todo eso lo tenemos en el anuncio de la semana: la deducción de 100 euros en el IRPF a los dueños de mascotas y a los gastos de deporte que la Junta de Andalucía anunciaba este lunes.

Intuyo que alguno dirá que cómo somos los liberales. Que nos quejamos siempre, con las subidas y con las bajadas de impuestos. Y no, no es lo mismo. Puestos a aprobar medidas absurdas, mejor que sean como éstas. Pero eso no quita que lo sean. Y que tras ella se esconda parte de lo que hace que nuestro sistema tributario sea tan dañino.

Lo primero, añade más complejidad a lo que ya es una locura. El mejor sistema tributario es el que no existe. El siguiente, el más sencillo. El IRPF español no sólo es demoledor por los tipos (que también) sino por el disparatado diseño, parcheado a lo largo de los años de populismo fiscal. A veces hacia arriba (para tratar de recaudar más sin que se note mucho) y otras hacia abajo (para ponerte la medalla de que favoreces a tal o cual colectivo).

Esto lo damos por hecho, pero no deberíamos. Tener que contratar una gestoría para estar seguro de que cumplimentamos bien el borrador no es normal. Tampoco lo es la incertidumbre en la que vive el contribuyente sobre si se ha aplicado correctamente cada beneficio fiscal. Ni se tiene en cuenta casi nunca el coste que esto supone (en vigilancia y proceso de sanción) para la administración.

Muy pegadita a la complejidad viaja la injusticia. Por qué éste sí y aquél no. No discuto si tener una mascota o estar apuntado al gimnasio es bueno o malo. No lo veo ni mejor ni peor que leer libros, andar por el monte, comer verdura o tocar la guitarra. Seguro que hay cientos de estudios que justifican que cada una de estas actividades mejora nuestra salud y calidad de vida. Pero unas tendrán los 100 euros y otras no. Sé que muchos dirán que es una chorrada: puede que lo sea, pero es otra chorrada que avanza en ese peligrosísimo camino del Estado que nos dice lo que nos conviene y lo que no. En este sentido, intuyo que detrás de esta propuesta está la idea de que es la típica medida que desactiva a esa izquierda moralizante con la que convivimos: cómo van a criticar que se fomente la tenencia de mascota o la práctica deportiva.

Por no hablar de la injusticia entre los propios interesados: del que olvide pedir la factura en el veterinario al que no cumpla por un tecnicismo con los requisitos.

Y todo esto sin entrar en el asunto de la regresividad. Intuyo que en ambos casos (mascotas y gimnasios), como desglosemos, nos encontraremos a muchas más rentas altas. A mí esto es lo que menos me molesta, porque sé que ya les estamos penalizando por otro lado más que de sobra. Pero incluso así, la sensación de absurdo es manifiesta: con una mano te castigo, con la otra te doy un caramelito.

Por supuesto, será objeto de la picaresca de forma inmediata. ¿Tienes tres perros? Pues pon cada uno a nombre de tu mujer, madre, padre o hermano. No es que sea ilegal, pero no parece que eso sea lo que se busca.

También me malicio que será ineficaz en parte. Sobre esto hay muchos estudios. Cuando se bonifica fiscalmente un producto, parte de esa bonificación acaba en los bolsillos de los productores, que suben sus precios porque intuyen que el contribuyente está dispuesto a pagar un poco más en función de esa ventaja fiscal. No todo, por supuesto, se aplica al precio. Pero algo de esto también lo veremos.

El impacto en las actividades que se quieren incentivar tampoco creo que sea especialmente elevado. Ni por la cantidad (sobre todo en el caso de las mascotas, 100 euros al año es una cifra mínima respecto al coste total) ni porque creo que sea el tipo de decisión que uno toma pensando en la declaración del IRPF.

Por qué

Dicho todo esto, ¿es muy grave? No. Ni para el contribuyente individual ni para la Hacienda andaluza, que intuyo que apenas verá mermada su recaudación en unas pocas decenas de millones. ¿Es malo? En sí mismo, tampoco, es más un síntoma que algo que vaya a causar graves problemas.

Pero como señal es de las feas. Por qué se hace: para poder decir que se bajan los impuestos sin hacerlo. Las socialdemocracias europeas en las que vivimos han adquirido unas enormes obligaciones de pago. Por eso, los liberales insistimos desde hace años en que cada bajada de impuestos debe ir asociada a un recorte del gasto. El problema es que a los gobiernos (incluso a los que se dicen liberales) esto no les gusta. Porque no es popular, porque les acusarán de perjudicar a tal o cual colectivo, porque pierden poder para nutrir sus redes clientelares… Por lo que sea, pero no quieren. Así que muchos tiran de lo que podríamos denominar como "populismo fiscal de debate televisivo":

  • apruebo rebajas fiscales de impacto mínimo en la recaudación (porque no quiero tocar el gasto)
  • además, son medidas que pueden deshacerse rápidamente si en una recesión futura se me caen los ingresos
  • pero, eso sí, en el próximo debate pre-electoral puedo hacer una recopilación de colectivos a los que mi Gobierno ha beneficiado incluyendo a los dueños de mascotas o deportistas

Menos deducciones autonómicas y más bajadas de los tipos del IRPF. Que sí, que ya sé que tanto Madrid como Andalucía esto ya lo han hecho en el pasado. Y está muy bien. Pero no lo olvidemos ni nos dejemos deslumbrar por el trilerismo del anuncio llamativo. Porque lo gordo es lo otro. En vez de seleccionar colectivos a los que les toque el boleto premiado, rebajas generalizadas para todos e impuestos sencillos en los que el contribuyente no tiene que preguntarse si está o no entre los afortunados.

No es nada sencillo lo que ha conseguido el Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía. No era sencillo ganar, tras cuatro décadas de régimen socialista. Tampoco modificar las políticas públicas y algo se ha hecho (del intervencionismo en todo hemos pasado a un cierto impulso de la iniciativa privada). Y quizás lo más difícil era el cambio de discurso (sólo el hecho de que no se demonice a las empresas, los ricos o la competencia ya es un enorme paso adelante). Ahora, parece que el Gobierno andaluz no quiere bajar más los impuestos porque no quiere tocar el gasto. Bien está, es una elección política, pero que lo expliquen así.

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