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El coste de oportunidad de no formarse: el MBA como inversión frente al riesgo de estancamiento profesional

Quienes entienden que la formación MBA es una inversión descubren oportunidades donde otros ven límites.

Quienes entienden que la formación MBA es una inversión descubren oportunidades donde otros ven límites.
uno de los programas formativos más demandados entre los profesionales del ámbito empresarial es el Máster MBA | Unplash

Muchos profesionales creen que la experiencia acumulada basta para seguir avanzando. Pero ese escenario ya no se sostiene. El mundo laboral vive una transformación profunda en la que los puestos de trabajo exigen competencias transversales y una visión capaz de conectar distintas áreas del conocimiento.

La irrupción de nuevas tecnologías, la globalización de los mercados y la evolución de los entornos económicos y sociales han hecho que especializarse en un único ámbito sea cada vez menos habitual. Las empresas valoran perfiles versátiles, con capacidad para adaptarse, aprender y tomar decisiones en contextos cambiantes.

En este nuevo ecosistema, no avanzar equivale a retroceder. La experiencia sigue siendo valiosa, pero sin actualización corre el riesgo de quedarse obsoleta. Por eso, uno de los programas formativos más demandados entre los profesionales del ámbito empresarial es el Máster MBA, un aprendizaje completo que permite comprender el funcionamiento global de la empresa, responder a las nuevas exigencias del mercado laboral, mejorar la empleabilidad y elevar la productividad de la propia organización.

¿Qué cuesta quedarse quieto?

El verdadero coste no está solo en la matrícula de un programa de dirección de empresas como un MBA, sino en las oportunidades que se pierden: cargos a los que no se accede, compañías que evolucionan mientras algunos perfiles se quedan atrás, salarios que se estancan o puestos que desaparecen gracias a la transformación digital y recientemente con la IA.

Entre el deseo de mejorar las competencias y la realidad del día a día, muchos profesionales perciben barreras que dificultan seguir formándose en la edad adulta. La falta de tiempo, las cargas familiares o los recursos económicos son los obstáculos más habituales que frenan el acceso a nuevos conocimientos, tanto en hombres como en mujeres.

Sin embargo, esas limitaciones pueden diluirse cuando se observa el retorno real de la formación. En España, diversos estudios estiman incrementos salariales cercanos al 30 % tras cursar un MBA. A su vez, los informes más recientes destacan altas tasas de empleabilidad entre los egresados de programas avanzados de posgrado en administración y gestión empresarial.

Por otro lado, estudiar un MBA no implica matricularse en las mejores escuelas del mundo, ni tampoco en las más caras. En España existe una oferta amplia y competitiva, con programas de calidad adaptados a diferentes perfiles y necesidades. Desde el norte hasta el sur, y en todas las grandes ciudades, hay un abanico de opciones que combinan rigor académico, flexibilidad y precios razonables.

Es el caso del Máster MBA en Valencia de la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de la ciudad, que con un coste asequible y un formato presencial de fines de semana —a lo largo de nueve meses— abarca todas las áreas esenciales de la dirección y gestión empresarial. Iniciativas como esta favorecen el progreso profesional y refuerzan la empleabilidad como motor de desarrollo económico.

¿Quiénes estudian un MBA? ¿Profesionales que quieren más?

Como recordaba recientemente Pablo Isla, exdirector ejecutivo de Inditex, en un artículo sobre claves para ser un líder eficaz, las empresas necesitan directivos capaces de inspirar, delegar, escuchar y trabajar con humildad, poniendo la organización por delante del protagonismo personal. Ese es precisamente el tipo de profesional que busca formarse a través de un MBA.

Los perfiles de quienes cursan un MBA son diversos, pero en este caso no hablamos de recién titulados. Se trata de profesionales con entre cinco y diez años de experiencia, muchos ya en puestos de responsabilidad, que perciben que su trayectoria empieza a ralentizarse. Son directivos o mandos intermedios que observan cómo su entorno —el sector, la empresa o el mercado— cambia con rapidez y se preguntan si están preparados para mantener su empleabilidad en el tiempo, reforzar su seguridad de futuro y seguir creciendo en el plano profesional y personal.

Según los datos de las escuelas de negocios, alrededor del 80 % de los estudiantes de un MBA persiguen un cambio real en su carrera. Su meta no es continuar haciendo lo mismo, sino ejercer un rol de liderazgo, impulsar transformaciones dentro de la organización, asumir nuevas responsabilidades, cambiar de industria o internacionalizar su perfil. Para ellos, el MBA no es un lujo desde el punto de vista académico: es una auténtica palanca de cambio y elemento diferenciador en el mercado laboral.

¿Qué aporta un MBA hoy en día?

Un Máster MBA ofrece, entre otras, las siguientes tres ventajas que la experiencia acumulada sola rara vez da:

  • Una visión integrada del negocio. Ya no basta con saber bien un área; es necesario conocer finanzas, operaciones, marketing, innovación, sostenibilidad, datos y gestión de talento.
  • Una red de contactos de alto nivel. Profesores con recorrido, compañeros con bagajes diversos, antiguos alumnos en posiciones relevantes: todos ellos pueden abrir puertas que el puesto actual simplemente no abre.
  • Una actualización real de competencias. Los mejores MBA ya incorporan módulos sobre inteligencia artificial, transformación digital, cambio organizativo, economía sostenible. Porque el entorno ha cambiado y lo que funcionaba hace cinco años puede no servir hoy ni seguramente mañana.

Los peligros de no tomar la decisión

Quedarse en la zona de confort puede parecer una elección segura, pero no lo es. Cuando la empresa o el mercado cambian, ese perfil deja de ocupar un lugar central. Aparecen los primeros síntomas: colegas más jóvenes, con menos experiencia, pero mejor formación, comienzan a adelantar posiciones. Llega la sensación de ser menos considerado para promociones, menos relevante en la estrategia de la organización. Y, en el peor de los casos, la falta de preparación y/o actualización pasa factura cuando se produce una reestructuración o un giro inesperado en el modelo de negocio.

Los datos del mercado laboral apuntan en la misma dirección. Según los datos de LHH Recruitment Solutions, existen diez profesiones especialmente demandadas en los sectores más estratégicos de España para 2025. De ellas, el 90 % de los puestos, con salarios medios en torno a los 50.000 euros anuales requieren conocimientos propios de un MBA para poder crecer profesionalmente o acceder a esas posiciones. Esa es, en realidad, la factura silenciosa de no hacer nada y dejar pasar los hechos.

Cómo decidir con inteligencia

Para quien esté evaluando dar el paso hacia una formación directiva avanzada o MBA, conviene hacer cuatro reflexiones: ¿Dónde estoy en mi carrera ahora? ¿Estoy progresando o siento un freno? ¿Qué exigirá mi sector o empresa en tres a cinco años? ¿Tengo las competencias para responder? ¿Tengo el perfil adecuado para liderar el cambio con mi equipo de colaboradores? ¿Este Máster MBA me permitirá el acceso a puestos de mayor responsabilidad, a un cambio de industria o a una proyección internacional?

La respuesta a cada una de estas cuestiones define la verdadera inversión. Porque el precio total de un programa como el mencionado es solo una parte del esfuerzo: también lo son el tiempo, la energía y el compromiso personal que requiere convertir la formación continua en el factor clave para el desarrollo profesional y hacer visibles los resultados en el corto-mediano plazo.

En Libre Mercado

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