
La economía norteamericana presenta una transformación relevante en la estructura de ingresos de los hogares: según los datos más recientes de la Oficina del Censo de Estados Unidos (United States Census Bureau), aproximadamente el 33,8 % de los hogares estadounidenses percibieron en 2024 unos ingresos medianos de al menos 150.000 dólares al año (expresados en dólares corrientes ajustados por inflación).
Este cambio merece atención porque, en 1967, apenas alrededor del 5% de los hogares de EE.UU. llegaban a esa cifra (de nuevo, hablamos de cifras ajustadas por inflación). Por lo tanto, el número de familias que obtienen ingresos elevados es ahora más de seis veces mayor que a finales de los años 60, lo que supone un espectacular salto adelante en las condiciones de vida de los residentes en el país norteamericano.
Tal nivel de ingresos coloca a millones de hogares estadounidenses en una posición que, comparada con España, equivale a formar parte del 1% de mayor renta. Por lo tanto, el porcentaje de familias con ingresos elevados es más de treinta veces mayor en suelo estadounidense que en la Vieja Piel de Toro, lo que pone de manifiesto el rápido enriquecimiento del país del Tío Sam y el preocupante empobrecimiento que viene sufriendo nuestro país.
Los datos de la Oficina del Censo muestran que, al mismo tiempo que sube la proporción de hogares de renta muy alta, el porcentaje de hogares que convencionalmente serían definidos como de clase media se va reduciendo. Así, vemos que la franja de ingresos entre 50.000 y 150.000 dólares (de nuevo, ajustados por inflación) pasa de representar el 56,4% de los hogares en 1967 al 45,2% de las familias en 2024.
Sin embargo, el grueso de la reducción apreciada en el número de familias de ingresos medios se produce por el enriquecimiento de las clases altas. Y es que, en la parte inferior de la distribución, los datos muestran que los hogares con ingresos inferiores a 50.000 dólares han ido a menos. Ajustados por inflación, constituían el 38,4% del total de familias en 1967, mientras que ahora se sitúan en torno al 21% del total. El siguiente gráfico ilustra a la perfección lo que está pasando.

Estos hechos sugieren que la economía estadounidense está alterando su estructura de rentas de forma significativa. Si comparamos la situación apreciada a finales de los 60 con el escenario actual, vemos que cada vez hay más hogares con ingresos altos y menos familias de renta media o baja. Los estadounidenses se enriquecen y van escalando en la distribución de la renta, con una proporción cada vez más baja de hogares por debajo de 50.000 dólares de ingresos anuales.


