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Madrid

La Policía desarticula la red de inmigración que provocó parte del caos de las salas de asilo de Barajas

Les decían que pidiesen asilo como menores para no ser retenidos y les esperaban en el centro de acogida para llevarlos a donde hubiesen pagado.

Les decían que pidiesen asilo como menores para no ser retenidos y les esperaban en el centro de acogida para llevarlos a donde hubiesen pagado.
Solicitantes de asilo en las zonas comunes del aeropuerto de Madrid-Barajas | Libertad Digital

Las salas de asilo del aeropuerto de Madrid-Barajas han sido un caos casi absoluto durante los últimos tres meses. Varias miles de personas llegaron en vuelo regulares desde Marruecos en tránsito y, una vez en el aeródromo madrileño, pidieron asilo político en nuestro país. Muchos de ellos actuaban con un mismo patrón, algo que fue denunciado por los sindicatos policiales en pleno caos en la instalación aeroportuario.

Ahora, semanas después, con la situación ya calmada, debido a que se consiguieron aumentar las salas de asilo en el aeropuerto de Madrid-Barajas, a que Interior reforzó el equipo de daba respuesta a las solicitudes de asilo, a la imposición de visados de tránsito y a que el Gobierno concedió permisos excepcionales de entrada a nuestro país, se conoce que había una grupo mafioso dedicado al negocio de la inmigración ilegal detrás de buena parte del caos causado.

La Policía Nacional ha desarticulado ese entramado en los últimos días, en una operación en la que han sido detenidas 12 personas –no se descartan más detenciones–, incluido el cabecilla del grupo mafioso a nivel europeo, pues esta red no sólo prestaba sus servicios en suelo español, sino también en otros países de la Unión Europea como Francia, Alemania o Bélgica, que en muchos casos iba a ser el destino final de estos falsos solicitantes de asilo.

La red iniciaba sus operaciones en Senegal, la tercera nacionalidad con más solicitantes de asilo en los últimos meses, donde reclutaba a las personas que querían emigrar a Europa. Desde ahí partían hasta la ciudad marroquí de Casablanca, donde compraban un billete de avión con destino a un país de Hispanoamérica, pero que tenía que hacer un escala de forma obligatoria en el aeropuerto de Madrid-Barajas.

El grupo mafioso, que facilitaba un manual explicativo de todo el proceso a sus clientes, decía a los inmigrantes que destruyeran en el avión la documentación con la que había embarcado en Casablanca y que una vez en Madrid no cogieran su vuelo de conexión con Hispanoamérica sino que fueran directamente a pedir asilo. Debían hacerlo diciendo que eran menores, que no tenían documentos y que eran de países en conflicto como Mali o Etiopía.

Una vez realizada esa solicitud como menores ya que no eran retenidos en Barajas mientras se resolvía su instancia, sino que eran trasladadas directamente a un centro de acogida de la Comunidad de Madrid. Como estos centros son de régimen abierto, según llegaban salían por la puerta y, allí mismo, eran recogidos por personas de la banda mafiosa que les trasladaban en coches hasta estaciones de autobús, tren o hasta Francia, Alemania o Bélgica, según el pago que efectuasen en esta segunda parte del viaje.

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