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Primer conflicto social, primera derrota de Humala

Ollanta Humala parece haber perdido el pulso ante su primer conflicto social. Con esta marcha atrás, la minería peruana pierde un enorme proyecto.

Ollanta Humala parece haber perdido el pulso ante su primer conflicto social. Con esta marcha atrás, la minería peruana pierde un enorme proyecto.

Todo parecía bastante claro después de la declaración hace unos días de Ollanta Humala en la que apoyaba un enorme proyecto aurífero en la zona de Cajamarca, justo cuando en dicho departamento del norte del Perú se iniciaba una huelga para exigir una marcha atrás del gobierno y la cancelación de esos planes de la minera Yanacocha.

Apenas seis días después del inicio de la huelga en Cajamarca, el Gobierno ha dado marcha atrás cuando muchos sectores pedían aguantar esta ofensiva regional al sostener que se trataba más de un tema ideológico que ecológico o medioambiental. Y es que los líderes regionales, muy cercanos a partidos radicales de izquierda, se han mostrado siempre en contra del modelo económico peruano –basado en gran parte al enorme sector de la minería–, pese a que ha representado al país un crecimiento superior al 5% en los últimos 10 años. De hecho, Minas Conga es un proyecto de 4.800 millones de dólares (3.596 millones de euros). Pese a eso, es posible también que existan algunos errores e incorrecciones en el análisis de impacto ambiental, algo que sostienen los opositores al proyecto.

Pero Humala y su gabinete no han aguantado y este martes la minera Yanacocha anunció la suspensión del proyecto Conga. En un comunicado, la empresa señala que suspende el proyecto a petición del Gobierno "en aras de que se restablezca la tranquilidad y la paz social en Cajamarca" y agrega que se ha visto obligada a tomar esta decisión por los "desentendimientos y enfrentamientos" con la población local, aunque reitera su voluntad de "recuperar su confianza" para "tener un diálogo fructífero". Además, apunta que "nos comprometemos a colaborar para que, en el más breve plazo de tiempo, se generen las condiciones para que el Estado, la empresa privada y la sociedad civil retomen una relación de transparencia y respeto, en beneficio de Cajamarca y del país".

Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros, Salomón Lerner, indicó que para garantizar que la empresa cumple con sus compromisos el Gobierno solicitará un peritaje internacional, que "también servirá para generar confianza en la población". "Ahora le toca al pueblo de Cajamarca decir si acepta que el diálogo y la negociación reemplacen a la violencia", en referencia a los serios enfrentamientos con la policía, que han dejado ya una decena de heridos, al tiempo que ha instado a los residentes de la región a "volver a la calma".

No basta, quieren más

Aunque en un primer momento se pensó que este anuncio calmaría los ánimos de los manifestantes en Cajamarca, esto no ha ocurrido. Ha sido el presidente regional, Gregorio Santos, el que ha impedido que la calma vuelva a la zona y ha señalado que lo que quieren no es una declaración de suspensión por parte de la empresa sino que el propio Gobierno declare la inviabilidad del proyecto.

Santos –miembro del Movimiento de Afirmación Social (MAS) y muy cercano a los partidos más radicales de la izquierda peruana como el Partido Comunista del Perú "Patria Roja"– afirmó que el anuncio "no es ninguna novedad, Conga está paralizado desde hace varios días". Consideró que "lo único que están haciendo es un pronunciamiento de la empresa" y aseguró que los cajamarquinos esperan que "con todos los argumentos técnicos y legales se tenga el pronunciamiento de parte del Estado". "Le pido al primer ministro y al presidente que atiendan el pedido de Cajamarca de que el proyecto Conga es inviable", acotó.

Algunos sectores de la prensa peruana y congresistas han criticado duramente lo que han llamado una "claudicación" del Gobierno ante una huelga, que según estimaciones de la Cámara de Comercio de Cajamarca, provocaba pérdidas de hasta 5 millones de dólares diarios (unos 3,7 millones de euros) y un aumento desproporcionado del precio de los alimentos, lo que podría haber desanimado a algunos pobladores a seguir con las protestas. Además, los críticos han señalado que el precedente es muy peligroso sobre todo porque hay otros planes mineros en diferentes regiones del país, algo que podría ser aprovechado por los movimientos más radicales y violentos del país.

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