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EL GOBIERNO PIDE AYUDA MILITAR A NUEVA ZELANDA O AUSTRALIA

Cien mil personas abandonan la capital de Timor Oriental por los enfrentamientos entre soldados y desertores

Más de cien mil personas han abandonado la ciudad de Dili, capital de Timor Oriental, ante la posibilidad de que se produzcan nuevos y violentos enfrentamientos entre el Ejército y los 591 soldados expulsados de las Fuerzas Armadas por deserción. El éxodo sigue a los rumores de un inminente ataque de los militares inconformes que durante la semana pasada ya protagonizaron una ola de violencia en la que murieron cinco personas. Según fuentes de los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda, las autoridades timorenses han pedido ayuda militar.

LD (EFE) La emisora Radio New Zealand ha informado de que alrededor de cien mil timorenses han abandonado Dili, la capital de Timor Oriental, ante el temor a que se produzcan nuevos enfrentamientos entre el Ejército y soldados expulsados por deserción.
 
Según la cadena, el éxodo sigue a los rumores de que se produzca un ataque por parte de los soldados rebeldes que la semana pasada ya protagonizaron una ola de violencia en la que murieron cinco personas. La situación en la capital timorense es muy tensa y el Gobierno ha desplegado patrullas militares por la ciudad. Las autoridades de Dili intentan convencer a los vecinos de que se queden en la capital, aunque la mayoría ha optado por refugiarse en las montañas.
 
Tanto Australia como Nueva Zelanda expresaron su preocupación por la situación en Timor Oriental y añadieron que en caso de que la ex colonia portuguesa solicité ayuda militar ésta debe de ser tramitada a través de la ONU. Ambas naciones han recomendado desde el miércoles pasado a sus ciudadanos que no viajen a la isla ante la posibilidad de nuevos disturbios.
 
Dili ha sido en las últimas semanas el escenario de varias manifestaciones convocadas por un grupo de 591 soldados despedidos por protagonizar una larga huelga en favor de mejoras laborables. En las marchas se produjeron graves incidentes la semana pasada, cuando murieron cinco personas y fueron destruidos varios edificios, coches y motocicletas. El ministro timorense de Asuntos Exteriores, José Ramos Horta, minimizó entonces el problema y aseguró que la calma había vuelto a la ciudad.

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