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Aznar mete ritmo a la campaña sin aplicarse la censura de Génova

Se ha convertido en el gran activo electoral de esta campaña, pero su incursión no es al azar. El 'efecto Aznar' se fraguó en la cumbre de Sevilla.

Se ha convertido en el gran activo electoral de esta campaña, pero su incursión no es al azar. El 'efecto Aznar' se fraguó en la cumbre de Sevilla.

"Querido Mariano, sabéis que podéis contar conmigo, en lo que pueda ser de ayuda, como un militante más". Con esta frase, José María Aznar se ofrecía a Rajoy en la convención nacional de Sevilla con un único objetivo: desterrar al socialismo de los puestos de responsabilidad, a fin de recuperar la senda de la prosperidad.

Lo hacía a las puertas de unos comicios -los del 22 de mayo- que él mismo antojó como decisivos: "La antesala del cambio", ha enfatizado desde ese histórico 21 de enero de 2011, en el que los tres presidentes del PP -también Manuel Fraga, aunque su peso ya sea escaso- se comprometían a remar todos juntos en la misma dirección a fin de desembarcar, en 2012 -sino antes-, en La Moncloa.

Puestos los cimientos, el equipo de FAES y la responsable de campaña de Génova, Ana Mato, se ponían manos a la obra a fin de reconvertir a Aznar en un activo para movilizar a las bases, y diseñaron una agenda para él que superó, en mucho, el número de mítines de anteriores elecciones; en total, nueve actos electorales.

El ex presidente del Gobierno sólo puso un pero en esa confección: no pisaría el Principado de Asturias, una vez apostó por la candidatura de Francisco Álvarez Cascos frente a la de la ganadora Isabel Pérez Espinosa. También es cierto que, una vez su ministro de Fomento se revolvió contra el PP creando su propio partido, salió en defensa de las siglas. "A nosotros no nos gusta ocultar nuestras siglas. Tenemos una historia limpia y coherente. Fuimos capaces de construir un gran partido. De hacer del PP la fuerza política centrista más importante que ha tenido España".

Cerrado el calendario, Aznar se echó a la plaza pública para torear en todos los frentes. Y es que, si algo dejó claro -o mejor dicho, todos lo dieron por hecho-, es que no se aplicaría la auto-censura. Que no consultaría a los asesores genoveses que tanto coartan a Rajoy. Que diría "lo que le viniera en gana", en voz de uno de los suyos.

Por ello que "el presidente" -así le llaman todavía en el PP- no llevara escrito discurso alguno en sus intervenciones de campaña. ¡Mítines en estado puro! Y de ahí que, en los últimos ruedos, apuntó a torero que bien saldría por la puerta grande a tenor del fervor desatado.

Los dos últimos escenarios estuvieron en Castilla-La Mancha -Guadalajara y Cueca respectivamente, con siete días de distancia- conocedor de que la gran batalla electoral se juega en esta comunidad, y dejando como resultado una nueva amistad, con María Dolores de Cospedal, que se fraguó con mayor intensidad en la cumbre sevillana.

La foto entre ambos, entre el nuevo y el viejo PP, el ala blanda y dura, ya tenía de por sí un morbo añadido, pero desde el PP castellano-manchego se reconocía: "Vienen a verle a él". Y eso se notaba. Abarrotó los dos auditorios, con cientos de personas quedándose de pie. "Vuelve, vuelve", se le reclamó. "Por el bien de España", le dijo una militante. Él tuvo, incluso, que justificar por qué está un paso atrás. Cuál es su nuevo sitio, a la sombra de Rajoy.

Y todo, no se cansa de repetir el "presidente" en sus círculos íntimos, porque ya no se trata de que Rajoy lo haga bien o lo haga mal, sino que lo primordial es desterrar al PSOE. Iniciar la recuperación nacional: "España no saldrá adelante por partes. O saldrá o no saldrá", y para eso es necesario un Gobierno del PP.

"Aunque haya que taparse la nariz. Aunque haya que ir a las urnas sabiendo que el PP es mucho más de lo que representa Rajoy", afirma u diputado nacional, muy relacionado con el ex jefe del Ejecutivo. Y es que, para Aznar, no existen otras fórmulas electorales que no sea ese partido nacido -para variar- en Sevilla y del que él es presidente de honor.

Por ello reprobó a Cascos cuando se fue: "El partido, el PP, es lo más importante para él", y de ahí que -pese a que no le guste mucho de lo que ve- se tape la nariz y pida voz en grito el voto por Rajoy, aquél al que situó al frente del centro-derecha y que, por dos veces, perdió las elecciones nacionales. "Las cosas están como están", y con ese marco Aznar lo tiene claro: "El PP es un partido parido para servir España".

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