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Arrancan las negociaciones entre PSOE e IU para gobernar Andalucía

IU no repetirá en Andalucía el caso extremeño mientras Gordillo ocupa fincas de la Junta.

Izquierda Unida está entrando en la vorágine de unos pactos que pueden terminar fagocitándola, tal y como le ocurrió al Partido Andalucista en los ocho años que sirvió de muleta al PSOE andaluz. Sin embargo, su coordinador regional, Diego Valderas, precisamente un hombre de la famosa pinza propiciada por la entente Luis Carlos Rejón y Javier Arenas, no quiere repetir el ejemplo de la libertad de decisión de Izquierda Unida en Extremadura que primó limpiar democráticamente un régimen parecido al andaluz a exigir políticas de izquierda en un momento decisivo. Ya ha anunciado que llegará a acuerdos con el ejecutivo que forme José Antonio Griñán e incluso es posible que acepte alguna consejería, a lo que se opone el sector más vinculado a Julio Anguita y los radicales de Marinaleda y el sindicalismo agrario.


Hoy mismo comienzan las negociaciones entre las delegaciones de IU y del PSOE andaluces. Por parte de IU estarán sentados a la mesa José Luis Pérez Tapias, José Luis Centella, el eurodiputado Willy Meyer, José Antonio Castro y Rosalía Martín y por el PSOE serán delegados Susana Díaz, Mario Jiménez y Mar Moreno. Las conversaciones deben dar pronto fruto porque el 19 de abril se constituirá el Parlamento andaluz y el 10 de mayo será el tiempo legal máximo para la investidura del próximo presidente.

Aunque hay tres opciones: acuerdo de investidura en torno a un programa de mínimos, un pacto de legislatura y un gobierno de coalición en Izquierda Unida se anda con pies de plomo porque el precedente de la desaparición política del Partido Andalucita atribula a muchos militantes y porque en sus propias bases, a las que debe consultar cualquier acuerdo, no hay mucha inclinación a pactar cualquier cosa con un PSOE que los ha despreciado durante 30 años. Pero los dirigentes tienen claro que no apoyarán un gobierno del PP por lo que deberán votar la investidura de Griñán, con condiciones o sin ellas. 

En realidad, la primera percepción del panorama andaluz es una inestabilidad a corto plazo puesto que IU no buscará grandes acuerdos que le dejen maniatada el conjunto de la legislatura sin poder frenar deterioros electorales previsibles y, en ese horizonte, no es descartable la convocatoria de elecciones anticipadas en caso necesario.

Por si fuera poco, IU está obligada estatutariamente a consultar a sus militantes sobre cualquier acuerdo alcanzada con otra fuerza política y en esa consulta se encontrará con los partidarios de Anguita y los radicales del grupo "agrario" de Izquierda Unida, que consideran al PSOE un partido neoliberal y corrupto que ni es obrero ni es socialista. Su actitud es tan diáfana que mientras se reúnen esta tarde los negociadores, el alcalde de Marinaleda estará ocupando una finca de la Junta.

Los partidarios del acuerdo con Griñán recuerdan que la famosa historia de la pinza con el PP para forzar a un gobierno del PSOE les pasó una importante factura, por lo que, al parecer, en cualquier caso, habrá factura que pagar y las facturas con poder e influencia son menos dolorosas. Por su parte, el PSOE tiene claro que no hablará con el PP con lo que se da la curiosa circunstancia de que ni la segunda ni la tercera fuerza política andaluza hablarán con quien ha ganado las elecciones, que es el Partido Popular. 

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