El Gobierno intentó tender puentes con las víctimas del terrorismo a pocas horas de que protesten por su política penitenciaria en la madrileña plaza de Colón. Para empezar, la vicepresidenta destacó "muy especialmente" el derecho que tienen de salir a la calle y alzar su voz cuantas veces quieran, una vez "tienen mucho que decir sobre cuánto son la parte más perjudicada" de lo que ha sido la banda terrorista ETA.
Así, desde el Ejecutivo se sumaron a las tesis de Teresa Jiménez Becerril, eurodiputada del PP pero también víctima, que piensa que actos como éste son un toque de atención y la confirmación de que el colectivo también tiene derecho a mostrar sus inquietudes y dar su opinión públicamente.
Ahora bien, además de apaciguar las relaciones, Soraya Sáenz de Santamaría también quiso tranquilizar a todo aquél que haya visto un viraje en la política antiterrorista, ya con Mariano Rajoy en la Moncloa: "Este Gobierno tiene la misma política que inspiró el pacto por las libertades y contra el terrorismo", aseguró.
Una "guía" que, se encargó de remachar, se mantiene vigente y que tiene como valores sagrados "no negociar nunca con los terroristas" que "se tienen que disolver" como organización. "Y de ahí no nos vamos a mover pase lo que pase", proclamó.
Mientras, desde el PP, se dio vía libre a cualquier dirigente que quisiera ir a la concentración "a título personal", si bien recalcó que la formación no respalda la convocatoria una vez va en contra del propio Ejecutivo. Jiménez Becerril sí estará con las víctimas, según confirmó a esRadio.