L D (EFE) En su intervención de clausura del coloquio sobre "El futuro de España en el XXV Aniversario de la Constitución", organizado por la Fundación FAES, Aznar precisó que la estabilidad constitucional, el fortalecimiento institucional, la proyección internacional y la dinamización de la economía son las principales tareas a acometer en España. Por ello, advirtió sobre los tres "riesgos" que podrían hacer peligrar el bienestar futuro, que identificó como la inestabilidad institucional, el estancamiento económico y el aislamiento internacional.
Para Aznar, España puede y debe afrontar con optimismo el futuro siempre y cuando no caiga en el "aburrimiento" o el "temor" a la "normalidad y sus responsabilidades anejas", lo que -en su opinión- podría ocurrir de tres maneras: "Si en vez de perseverar en la estabilidad, lo que se propugna es la inestabilidad" que supone intentar "reabrir asuntos que quedaron sólida y cabalmente restañados en el pacto constitucional", ya que "forzar a la sociedad española a enfrentarse de nuevo con sus propios demonios históricos sería tanto como obligarle a dedicar su tiempo y sus energías a retroceder, en lugar de avanzar".
También el "estancamiento económico y social" supondrían un riesgo, consideró Aznar, quien advirtió así sobre "las políticas que propugnan volver a los impuestos altos, al gasto público desmedido y al control de la actividad económica en manos de los gobernantes de turno".
El tercer "riesgo" que "podría dar al traste con nuestras ambiciones de normalidad es la tendencia al aislamiento", una forma de lo cual es "irse a las gradas a ver cómo otros resuelven los problemas que nos afectan a todos", afirmó.
Cinco tareas
Ante un auditorio compuesto por patronos de FAES como Marcelino Oreja y Miguel Boyer; dirigentes populares como Luisa Fernanda Rudi y Luis de Grandes, e historiadores como Gonzalo Anes y Charles Powell, el presidente del Gobierno detalló también las cinco "grandes tareas" que debe afrontar la sociedad española en los próximos años.
En primer lugar, "afianzar la estabilidad del sistema institucional" en el marco constitucional; un marco en el que "cabemos todos" y que debe defenderse de manera "activa" y no puede "utilizarse a conveniencia" ni cuestionar con "propuestas confusas".
Además, hay que "fortalecer las funciones políticas esenciales de las instituciones" -como la justicia, las relaciones exteriores, la defensa, la unidad el sistema de pensiones y del sistema tributario- cuestiones que "nos dan cohesión como sociedad, aseguran nuestra autonomía y libertad como comunidad política y hacen posible la solidaridad entre todos los españoles". Es por ello que "es el momento de reforzar los mecanismos de coordinación y cooperación" entre todas las administraciones y cuando las Autonomías deben dedicarse a "gobernar y ejercer las competencias que a cada uno corresponden sin pretender hacer política a base de un reivindicación permanente".
En tercer lugar, Aznar consideró llegado el momento de "adecuar nuestra manera de estar en el escenario internacional a la nueva realidad española, europea y mundial" ya que "no tendría ningún sentido mantener inercialmente la política exterior propia de una España poco avanzada, de una Europa que sólo era mercado y de un mundo herido de parte a parte por un telón de acero".
Como cuarta tarea, el presidente identificó la importancia de "profundizar en las bases del dinamismo económico y social" para prolongar la prosperidad y el bienestar continuando por la senda de las reformas estructurales y la progresiva flexibilización de los mercados.
Finalmente, Aznar identificó la importancia de afrontar con acierto, eficacia y responsabilidad los nuevos retos como la protección a la familia, la mejora de la educación, la acogida e integración de los inmigrantes, y la seguridad.
Y por encima de todo ello, el presidente concluyó subrayando que "la Constitución Española debe seguir siendo el elemento esencial de nuestra vertebración política" dado que es "nuestra tradición y nuestro futuro". "Y a ello debemos contribuir todos, ciudadanos y partidos políticos, con un espíritu renovada de concordia", dijo.
Para Aznar, España puede y debe afrontar con optimismo el futuro siempre y cuando no caiga en el "aburrimiento" o el "temor" a la "normalidad y sus responsabilidades anejas", lo que -en su opinión- podría ocurrir de tres maneras: "Si en vez de perseverar en la estabilidad, lo que se propugna es la inestabilidad" que supone intentar "reabrir asuntos que quedaron sólida y cabalmente restañados en el pacto constitucional", ya que "forzar a la sociedad española a enfrentarse de nuevo con sus propios demonios históricos sería tanto como obligarle a dedicar su tiempo y sus energías a retroceder, en lugar de avanzar".
También el "estancamiento económico y social" supondrían un riesgo, consideró Aznar, quien advirtió así sobre "las políticas que propugnan volver a los impuestos altos, al gasto público desmedido y al control de la actividad económica en manos de los gobernantes de turno".
El tercer "riesgo" que "podría dar al traste con nuestras ambiciones de normalidad es la tendencia al aislamiento", una forma de lo cual es "irse a las gradas a ver cómo otros resuelven los problemas que nos afectan a todos", afirmó.
Cinco tareas
Ante un auditorio compuesto por patronos de FAES como Marcelino Oreja y Miguel Boyer; dirigentes populares como Luisa Fernanda Rudi y Luis de Grandes, e historiadores como Gonzalo Anes y Charles Powell, el presidente del Gobierno detalló también las cinco "grandes tareas" que debe afrontar la sociedad española en los próximos años.
En primer lugar, "afianzar la estabilidad del sistema institucional" en el marco constitucional; un marco en el que "cabemos todos" y que debe defenderse de manera "activa" y no puede "utilizarse a conveniencia" ni cuestionar con "propuestas confusas".
Además, hay que "fortalecer las funciones políticas esenciales de las instituciones" -como la justicia, las relaciones exteriores, la defensa, la unidad el sistema de pensiones y del sistema tributario- cuestiones que "nos dan cohesión como sociedad, aseguran nuestra autonomía y libertad como comunidad política y hacen posible la solidaridad entre todos los españoles". Es por ello que "es el momento de reforzar los mecanismos de coordinación y cooperación" entre todas las administraciones y cuando las Autonomías deben dedicarse a "gobernar y ejercer las competencias que a cada uno corresponden sin pretender hacer política a base de un reivindicación permanente".
En tercer lugar, Aznar consideró llegado el momento de "adecuar nuestra manera de estar en el escenario internacional a la nueva realidad española, europea y mundial" ya que "no tendría ningún sentido mantener inercialmente la política exterior propia de una España poco avanzada, de una Europa que sólo era mercado y de un mundo herido de parte a parte por un telón de acero".
Como cuarta tarea, el presidente identificó la importancia de "profundizar en las bases del dinamismo económico y social" para prolongar la prosperidad y el bienestar continuando por la senda de las reformas estructurales y la progresiva flexibilización de los mercados.
Finalmente, Aznar identificó la importancia de afrontar con acierto, eficacia y responsabilidad los nuevos retos como la protección a la familia, la mejora de la educación, la acogida e integración de los inmigrantes, y la seguridad.
Y por encima de todo ello, el presidente concluyó subrayando que "la Constitución Española debe seguir siendo el elemento esencial de nuestra vertebración política" dado que es "nuestra tradición y nuestro futuro". "Y a ello debemos contribuir todos, ciudadanos y partidos políticos, con un espíritu renovada de concordia", dijo.