L D (Europa Press) Tras conocerse el contenido de las declaraciones efectuadas por el confidente Lavandero a un agente de la Guardia Civil en Asturias en 2001 -que fueron grabadas y cuya trascripción fue publicada por el diario "El Mundo" la pasada semana-, Toro le habría pedido que le buscara un comprador para 400 kilos de dinamita, cuya venta le urgía porque el explosivo podría caducar y tendría que tirarlo.
Además, este confidente relató al agente de la Benemérita con el que normalmente se comunicaba que se encontró con Toro en una calle de Gijón y que éste le enseñó 40 ó 50 kilos de explosivo en perfecto estado, de la marca Goma 2, que ocultaba en el maletero de su vehículo. El contenido de esta grabación ha dado un giro al caso, por lo que el juez Del Olmo ha solicitado interrogar de nuevo a ambos imputados.
Tanto Toro como Trashorras se encuentran actualmente en prisión. Este último desde el pasado 23 de marzo por orden del titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, que le imputa el suministro de los explosivos a los autores materiales de la masacre; mientras que Toro, que fue puesto en libertad por Del Olmo tras interrogarle a principios del pasado mes de abril, ingresó en la cárcel el pasado mes de octubre por una causa de tráfico de drogas.
Con respecto a Suárez Trashorras, el confidente contó a su contacto en la Benemérita que le había conocido a través de su cuñado Toro, que en esos momentos se encontraba en prisión por un asunto de drogas. El confidente señala en la grabación que Suárez Trashorras le preguntó si conocía a alguien que supiera montar bombas con teléfonos móviles. El juez del Olmo mantiene imputado a Suárez Trashorras por un delito de pertenencia o colaboración con banda armada, robo de explosivos con finalidad terrorista y también le considera presunto coautor de las 191 muertes y las 1.430 tentativas de asesinato del 11-M, además de responsable de cuatro delitos de estragos.