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Redondo Terreros valora en El País el resultado de las elecciones vascas

El que fuera secretario general del PSE y, junto con Mayor Oreja, puntal del primer asalto al nacionalismo en el País Vasco, ha escrito un análisis detallado de los resultados de las elecciones del 1 de marzo. Y curiosamente lo ha hecho en el periódico que maquinó la operación para echarle.

(Libertad Digital) El propio Redondo Terreros empieza su artículo explicando que ha dudado mucho sobre la conveniencia de escribir sobre el tema, pero finalmente se ha decidido a hacerlo dado que las circunstancias son muy diferentes a las que concurrieron en el 2001, cuando él intento desplazar al nacionalismo del poder en el País Vasco de la mano de Mayor Oreja.

Señala, aunque sin hacer demasiado énfasis en ello, que una de esas diferencias que "no es menor" es "la influencia en la aritmética parlamentaria de la justificadísima ilegalización de Batasuna".

Otro cambio importante entre lo ocurrido en esta ocasión y lo que pasó en el año 2001, es que aquella campaña electoral "tuvo mucha épica y mucha grandeza", pero no "el dominio de los tiempos, ni de la técnica y táctica electoral que ha tenido esta última". No obstante, esta afirmación contrasta con los resultados en votos de ambas: mientras que en el 2001 la suma de votos entre PP y PSE superó los 570.000, en esta ocasión se ha quedado en 470.000 (492.000 si contamos los de UPyD).

Por los grandes acuerdos

Pero la mayor parte del artículo la dedica Redondo Terreros a explicar lo necesario que es, a su juicio, un gran pacto entre PP y PSE: "Los acuerdos políticos de los grandes partidos nacionales en España no sólo son posibles, sino necesarios en determinados momentos, en circunstancias concretas y sobre aspectos muy fundamentales"; unos acuerdos necesarios por varias razones como "la complejidad del sistema institucional", nuestra historia "plena de enfrentamientos civiles" y un sistema institucional que, "aunque creamos lo contrario", sigue siendo débil.

No obstante, advierte contra el "revanchismo" al que la nueva situación política podría llevar: "El indiscutible protagonismo de los partidos nacionales no debe impedir hacer los mayores esfuerzos por incluir a los nacionalismos menos aventureros del País Vasco y Cataluña".

Además, en este sentido y en lo que puede ser leído como una crítica al gobierno el que fuera secretario general del PSE alerta contra "esa devastadora tendencia a 'volver a empezar' continuamente" o sobre "los quiméricos intentos por salvar ni más ni menos que a "la humanidad entera" por la prudente, aunque tal vez algo aburrida, gestión de nuestros intereses nacionales".

¿El final de ETA?

Redondo Terreros señala que uno de los logros que puede alcanzarse en los próximos años es el final del terrorismo de ETA: "Esta legislatura puede ser la última en la que veamos actuar a los terroristas de ETA, una lucha sin complejos, sin cálculos tácticos, puede conseguirlo".

Algo que no sería tan fácil en un gobierno comandado por nacionalistas ya que la posición de éstos frente al terrorismo "ha estado rodeada de complejos, de miedos, de cálculos sobre los intereses familiares que han hecho su enfrentamiento y su rechazo ineficaz".

Además del obvio significado del final de ETA y de su dictadura de muerte y terror, el político vasco señala que éste tendría otro valor simbólico: "Sólo cuando terminemos con el terrorismo etarra y consigamos un mínimo respeto por las reglas de juego que nosotros mismos hemos aprobado, habremos concluido felizmente la denominada Transición".

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