(Libertad Digital) En una carta enviada a su “Majestad el Rey de España”, el confidente marroquí Rafá Zouhier cuenta que “Antonio Toro se hizo muy amigo de dos etarras vascos que estaban en prisión. Estos últimos le dieron un teléfono que se encargó Toro de pasárselo a su cuñado (Trashorras) por comunicaciones por cristal en un papel”. Pero Zouhier no se guardó esta información para sí: “Ahí fue cuando avisé de esto más tarde a la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil)”.
Según informa El Mundo, la Casa del Rey hizo con esta misiva lo mismo que con las anteriores cartas de Zouhier: “Se remite la misma al Ministerio del Interior, que ejerce la competencia en la cuestión que plantea”. Además, del Ministerio de José Antonio Alonso, la información también estaba en manos desde el pasado mes de agosto del juez Juan del Olmo, que instruye el sumario por la matanza del 11-M, y con anterioridad de sus controladores en la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Víctor y Rafael.
Antonio Toro entró en la cárcel de Villabona en julio de 2001 por un delito de tráfico de estupefacientes y permaneció en ella hasta diciembre del mismo año. En diciembre de 2002, ETA hizo estallar un coche en Cantabria que había sido robado en la misma calle donde Trashorras tenía su garaje.
Durante su estancia en prisión –seis meses– coincidió con Rafá Zouhier y con algunos miembros de Jarrai y de ETA. A diferencia de Zouhier y Suárez Trashorras, Antonio Toro permanece en libertad. El domingo, el director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, afirmaba lo siguiente: “Averigüemos quién protege a Toro Castro, hombre frío y calculador, y estaremos más cerca de la verdad”.