Pocos en la Comunidad Valenciana entienden que el PP haya mantenido durante una legislatura y la mitad de la otra a un destacado militante socialista al frente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Lo incomprensible del caso aumenta cuando ha sido el principal obstáculo para la fusión de las entidades financieras, un proyecto impulsado por Eduardo Zaplana para hacer más competitiva a la Comunidad en el ámbito nacional, permitiendo una coordinación de esfuerzos para invertir en sectores estratégicos de las nuevas tecnologías.
Pero ese dato adquiere caracteres de escándalo, en opinión de los mismos vicepresidentes de la CAM, ante lo que algunos califican de “finiquitazo”, que superaría en el primer acuerdo tácito los mil millones de pesetas. Para directivos de la entidad plantea una situación que recuerda el escándalo de Juan Villalonga, algo impropio de una Caja de Ahorros. De llevarse a la práctica no hay muchas dudas de que afectaría a la credibilidad del propio presidente de la CAM, Vicente Sala, aunque se espera que, al final, actúe con el sentido ético y de mesura que siempre ha sido tradición en la entidad financiera con sede en Alicante. La fusión de CAM y Bancaja, que está de fondo, situaría a la nueva entidad en disposición de competir con La Caixa y CajaMadrid, los dos primeros del ránking de las Cajas.
A lo Villalonga
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