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Gentilicios ponderativos

Un adjetivo nacional puede añadir un punto de atractivo y calidad a ciertos productos. Por lo menos intenta presentarlos como únicos. Ese es el propósito de la buena estrategia comercial. Son muchos los objetos que ganan estima porque se presentan con “diseño italiano”. El “café irlandés” es una gran justificación para disfrutar del alcohol. Tradicionalmente el “corte inglés” era lo que daba a un traje su especial prestancia. La “técnica alemana” hace más interesantes los trenes o los coches. Esos trenes pueden llegar con “puntualidad suiza”, que es la perfección. Como se ve, los prejuicios nacionales no son siempre negativos.

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