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La manipulación semántica, tan abundante en el mundo político, más aún en el nacionalista, produce de tanto en tanto vocablos o palabros inexistentes en el diccionario, quizás para poder utilizarlos a placer al ser indefinibles. El nacionalismo vasco ha creado en los últimos tiempos el de “criminalización”. El comunicado oficial de la golpista asamblea de municipios (nacionalistas) vascos denuncia “la criminalización del nacionalismo”. No existe el verbo criminalizar ni el adjetivo criminalización, por lo que resulta confuso el significado de lo que se quiere decir, aunque bien podría traducirse por algo así como acción de responsabilizar en los crímenes a personas o ideologías.

La consideración de que el nacionalismo como idea tiene algo que ver con los crímenes tiene base en hechos evidentes: a) la existencia de víctimas, cerca de las mil, todas ellas no nacionalistas; b) el hecho de que esos asesinatos se perpetran y reivindican en nombre del nacionalismo; c) el pacto de gobierno de los tres partidos nacionalistas, incluido el que no es más que correa de transmisión de los asesinos, con un objetivo común, lo que implica corresponsabilidad y legitimación de los medios violentos; d) el mantenimiento de ese pacto, primero de manera explícita y luego tácita, mientras la banda terrorista asesinó a más de veinte personas; e) las denuncias del sindicato mayoritario de la Ertzainta Erne respecto a órdenes políticas para permitir la violencia callejera.

De hecho, el propio presidente del PNV ha reivindicado elevadas dosis de autocriminalización al afirmar que a) los fines de Eta y PNV son los mismos; b) ambos se fundaron para lo mismo; c) nunca pediría la disolución de Eta mientras quede uno de sus presos en la cárcel, d) no debe atentar contra cocineros sino contra...

Parece un atentado a la lógica que quienes han recorrido de manera pública tan largo trecho del brazo de los asesinos, especialmente en la citada asamblea de municipios vascos, denuncien eso de la criminalización, cuando el debate lógico sería si hay en el nacionalismo algún déficit ético que lleva a una parte de los nacionalistas a la psicopatología de considerar el asesinato como un medio legítimo y aún bueno de la lucha política. Es decir, es el propio nacionalismo el que se ha “criminalizado” produciendo “criminales” –pertenecientes al crimen o que de él toman origen, según el diccionario- que matan a ciudadanos por el mero hecho de no ser nacionalistas.

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