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Alberto Míguez

El fondo de los fondos

La diplomacia española deberá esforzarse en los próximos meses y desplegar una actividad insólita si desea evitar que España se quede “orgullosamente sola” en la Unión Europea, como es el caso de ahora.

Aznar y sus colaboradores han decidido jugar fuerte y amenazan con bloquear el proceso de ampliación de la UE si no se abre cuanto antes el debate sobre las futuras perspectivas financieras y no se resuelve lo que los “eurócratas” llaman el problema de la “convergencia estadística”, es decir, el fenómeno que se producirá cuando accedan a la Unión los nuevos socios y las regiones más pobres de España (Portugal y Grecia están en el mismo caso) de percibir los fondos estructurales y de cohesión que hoy reciben.

De modo que, pese a no haber progresado suficientemente en el proceso de convergencia real con los países más ricos, estas regiones serán despojadas de los fondos a causa del mal cálculo estadístico.

Lo que España quiere es tener garantías de que después del 2006 no va a cambiar dramáticamente la distribución de los fondos a causa de esa convergencia estadística que nada tiene que ver con la convergencia real. España – y, en menos medida Portugal y Grecia- sería el gran pagano de la ampliación hacia el este. A eso Aznar se niega y tiene toda la razón.

En la cumbre de Berlín, Aznar consiguió imponer gracias a su tesón e intransigencia unas perspectivas financieras que llegarán hasta el 2006. Schröder nunca le perdonó al presidente del gobierno español su tozudez y ahora quiere vengarse impidiendo que se negocien las perspectivas financieras para el 2007 porque “contaminarían el proceso de ampliación”.

Lo malo es que Alemania no es el único país que se opone a la negociación, ahora también lo hacen el Reino Unido, (el “querido Tony” se hace el sueco), Italia, Holanda, Finlandia, Suecia (que presiden ahora la UE) y, desde hace unos días Francia, que aparecía como un amigable componedor.

Los franceses temen que si se abre antes de tiempo el debate sobre las perspectivas financieras reaparezca el delicado tema de la Política Agraria Común (PAC), un asunto que puede marcar la agenda política del 2002, año en el que habrá elecciones legislativas y presidenciales.

Todo el mundo sabe que la PAC deberá reformarse en profundidad si se quiere que la UE del siglo XXI sobreviva. Pero Francia se niega si quiera a contemplar una negociación de este estilo. Lo que sorprende es que el gobierno galo haya cambiado de opinión con respecto a la propuesta española con tanta celeridad.

Hace apenas una semana Aznar y Jospin se abrazaban eufóricos en una finca de Toledo mientras sus esposas sonreían. Todo el mundo creía que el problema de los fondos había sido tocado en la reunión y que Francia había prometido apoyar la postura española.

Ahora vemos que estos fines de semana campestres, en Doñana o en otra finca, tienen una virtualidad mínima. Lo que el Gobierno España, necesitará ahora es el apoyo de todas las fuerzas sociales y políticas del país dado que el tema de los fondos es un “asunto de Estado” del que depende la prosperidad de muchas regiones españolas. Perderlos sería catastrófico.

Por de pronto es preocupante que los socialistas hayan utilizado ya el asunto como instrumento arrojadizo contra Aznar. Manuel Chaves aprovechó su reciente presencia en el Congreso de los socialistas europeos celebrado en Alemania para acusar a Aznar de “cambiar cromos” en la negociación al sugerir que estaba dispuesto a apoyar a Alemania y otros países en la moratoria sobre la libertad de circulación de los ciudadanos de los países candidatos a cambio de que se adelantase la discusión sobre los fondos.

Se da la paradoja de que Andalucía es, con mucho, la región española que más fondos de cohesión y estructurales recibe. Pero eso a Chaves, en un ejercicio de irresponsabilidad oportunista, parece que le trae sin cuidado. El caso es erosionar al Gobierno del PP al coste que sea.

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