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Robert L. Bartley

América Latina requiere atención

Los líderes de 34 naciones se reunieron en abril en la Cumbre de las Américas, en Quebec. En América Latina siempre hubo dictaduras militares, pero en 1989 el único dictador era Fidel Castro. En cuanto a la economía, tras las crisis petroleras de los años 70 y la “década perdida” de los 80, la apertura comercial reemplazó el anterior modelo predominante de sustitución de importaciones.

La Cumbre de las Américas fue, sin embargo, estropeada por manifestaciones contra la globalización, un ácido presagio. Y ahora que el presidente Bush y su equipo de relaciones extranjeras están de regreso de Europa, deben volver su mirada hacia el sur. Aunque América Latina no arde en llamas, lo hace a fuego lento.

- Colombia, el segundo país más poblado de América del Sur, sufre una guerra civil. No se trata simplemente de una “guerra contra las drogas”. Los grupos terroristas de las FARC y ELN, cualquiera que sea la financiación que reciban del narcotráfico, son guerrilleros marxista-leninistas tratando de derrocar al gobierno y controlan alrededor del 40% del territorio colombiano. En el nuevo estudio “El laberinto colombiano”, los analistas de RAND, Angel Rabasa y Peter Chalk, predicen que probablemente se convertirá en “la más seria crisis extranjera y de seguridad en el Hemisferio Occidental desde las guerras centroamericanas de los años 80”. Al poner casi todo su énfasis en combatir el narcotráfico, la política de Estados Unidos demuestra “no entender”.

La combinación drogas y revolución es cada día más evidente. En abril, las autoridades colombianas capturaron al capo brasileño de la cocaína Luis Fernando da Costa (Fernandinho), quien dice haberle estado comprando a las FARC unos 10 millones de dólares mensuales en cocaína. En mayo, los guardacostas de Estados Unidos decomisaron 13 toneladas de cocaína de un barco en alta mar, 1.500 millas al sur de San Diego; la tripulación consistía en ocho ucranianos y dos rusos, lo cual sugiere una conexión entre revolucionarios latinoamericanos y la mafia ex soviética.

- Venezuela, rica en petróleo, ahora está gobernada por un líder “populista”. El presidente Hugo Chávez puede o no convertirse en un nuevo Allende, como escribió Carlos Ball en nuestra columna de las Américas. El embajador de Venezuela replicó señalando iniciativas de libre mercado del gobierno venezolano. Pero el Sr. Chávez, un ex paracaidista que fracasó en su asonada en 1992, ha estado ocupado escribiendo una nueva constitución para consolidar su poder personal. El embajador no negó que el presidente fuese miembro del Foro de Sao Paulo, una alianza de partidos de izquierda promovida por Fidel Castro en 1990, como su respuesta a la caída del muro de Berlín. Mary Anastasia O’Grady, editora de nuestra Columna de las Américas, informa que los militares colombianos dicen haber capturado armas de marca venezolana a los guerrilleros.

- El Perú tiene un nuevo presidente, Alejandro Toledo. El ex presidente Alberto Fujimori, quien acabó con la guerrilla de Sendero Luminoso y abrió la economía, renunció por carta desde el Japón en medio de revelaciones de corrupción por parte de su jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, cuyo paradero se desconoce. En Ecuador, un golpe militar sin derramamiento de sangre destituyó al último presidente, y el anterior fue declarado mentalmente incompetente por el Congreso. Ahora en Ecuador se experimenta con la adopción del dólar, por la hiperinflación sufrida, pero la economía sigue estancada, a la espera de otras reformas de fondo.

- En América Central, el ex líder sandinista Daniel Ortega, otro miembro del Foro de Sao Paulo, parece que va a ganar las elecciones en noviembre, entre otras cosas porque muchos de los votantes en los territorios de ex contras no han sido inscritos y porque la ayuda de Estados Unidos ha sido distribuida a través de manos sandinistas. El gobierno de libre mercado de El Salvador ha sido estremecido por dos grandes terremotos. En Guatemala, la embajadora de Estados Unidos, Prudence Bushnell, ha presionado al gobierno para que fije normas laborales que reflejan la posición de la central obrera estadounidense AFL-CIO sobre el comercio, por ejemplo, con una ley de salario mínimo.

- México, conectado sobre seguro a la economía estadounidense por el NAFTA, eligió recientemente a Vicente Fox del PAN, terminando así con 71 años de dominio de la maquinaria partidista del PRI. Pero el presidente Fox se pudo equivocar tratando de negociar el fin de la rebelión en Chiapas, legitimando al “subcomandante Marcos”, cuyos zapatistas también forman parte del Foro de Sao Paulo.

- Argentina da traspiés al borde del precipicio, mientras Domingo Cavallo saca conejos de un sombrero para mantener la ley de convertibilidad en una persistente recesión económica. El ex presidente Carlos Menem acaba de ser detenido, acusado de ventas ilegales de armamento al Ecuador y a Croacia cuando ejercía la presidencia.

- Brasil ha causado buena parte de los problemas económicos argentinos con sus devaluaciones del real, moneda que ha caído un 19,5% con respecto al dólar en lo que va del año, luego de 7,7% en el año 2000 y 32,8% en 1999. Tanto Argentina como Brasil, Uruguay y Paraguay pertenecen al Mercosur, que permite el libre comercio entre sus miembros y mantiene un arancel común con los demás países. Un devaluado real aumenta artificialmente las exportaciones brasileñas mientras limita las importaciones, pero a largo plazo produce inflación y otros problemas a Brasil también.

El hemisferio requiere liderazgo por parte de Estados Unidos, pero en Washington los cargos importantes siguen vacíos. La nominación de Otto Reich como subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental se cree que va a ser la primera baja de la nueva mayoría Demócrata en el Senado. Varios funcionarios demócratas quieren que sea Reich la víctima de un nuevo capítulo de la vieja pelea respecto a los contras y los sandinistas de los tiempos de Reagan. John Negroponte, nominado como embajador en las Naciones Unidas también es objeto de oposición por su papel en América Central durante el gobierno de Reagan. En el Pentágono, cargos civiles están en suspenso por razones de control de armamentos. Y altos cargos en el Departamento del Tesoro están siendo frenados por Jesse Helms para bloquear importaciones textiles.

El impulso latinoamericano se esfumó cuando el gobierno de Clinton, después del NAFTA, suspendió la apertura comercial y ahora la medida efectiva contra la creciente inestabilidad política es vigorizar de nuevo el comercio hemisférico. La solicitud del presidente Bush de una nueva ronda de negociaciones se enfrenta a la vieja estratagema sindical de “normas” laborales y ambientales. Pero en respuesta inmediata a la crisis argentina, él puede ofrecer un pacto bilateral, junto con otro para Chile, país que lo merece. Si el pacto es firmado, podría resolver la emergencia argentina y su mero anuncio al menos demostraría que el gobierno de Bush comprende que hay problemas en el vecindario.


Robert L. Bartley es director del Wall Street Journal, diario donde fue publicado originalmente este artículo, y autorizó la traducción de © AIPE

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