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Reproduzo uno de esos textos de catón antiglobalizador (la globalización es algo tan beneficioso como la liberalización del comercio y la superación de los fundamentalismos, incluidos los nacionalismos de identidad unívoca) que resume en grado supino la estupidez revestida de intelectualidad: “Sólo quienes abrazan la doctrina neoliberal y productivista del sálvese quien pueda pueden dar por bueno un mundo de 6.000 millones de seres humanos donde 5.500 sobreviven con su dignidad aplastada por la pobreza, las enfermedades, el analfabetismo y el desvalimiento. Y una juventud que no se rebela contra eso es una juventud enferma”.

La ignorancia se une aquí al dislate y a la mala fe. Nada tan chocante como la pretensión de doctores de la ética de quienes ni tan siquiera son capaces de respetar la lógica. Si esa doctrina neoliberal y productivista, que defendemos por un elevado compromiso ético tras un serio esfuerzo intelectual, como la forma de mejorar la vida de los nuestros y del resto de las personas, de cada una de ellas, ha conseguido según la estadística de andar por casa de ese resumen de tópicos, que quinientos millones de seres humanos vivan con dignidad, sin estar aplastados por la pobreza, las enfermedades, el analfabetismo y el desvalimiento, es gracias a que no han hecho caso de este tipo de memeces de parvulario totalitario, de izquierdismo pacato y de homilía dominical sin estudio. ¡Como cuando había movimientos contra la llegada del tren para preservar las buenas costumbres (identidades) rurales!

Lo sensato, honrado y, sobre todo, lo ético sería luchar para que los principios que han conseguido tal beneficio de dignidad se extiendan al resto de la humanidad, a esos cinco mil quinientos millones sufrientes, dando por bueno el redondeo del aprendiz de brujo y de estadístico.

La dialéctica de chusquero de que esos quinientos millones han de tener de alguna manera la “culpa” de lo que le pasa al resto no resiste el más mínimo examen de cualquier barquero. En muy buena medida, esos cinco mil quinientos millones de personas son víctimas de la puesta en práctica de políticas reaccionarias y totalitarias que han colectivizado el campo, han arruinado a las gentes mediante la expoliación en beneficio de castas autoritarias y de tiranos, han consumido los generosos préstamos de las instituciones mundiales (convertidas en Manos Unidas a gran escala) para corromperse y corromper a sus burocracias, para armar ejécitos y bandas y provocar guerras de exterminio que han provocado tremendos exilios forzosos. ¡Ayudar sin exigencias de respeto a los derechos humanos es financiar la opresión! ¡Ayudar a los gobiernos tiránicos es perpetuar la esclavitud! No se pueden pasar por alto estas obviedades en nombre de monsergas de falsa moralina.

Y una juventud que siguiera memeces de tal calibre como se predican a diario desde los púlpitos mediáticos no sólo estaría enferma, sino básicamente descerebrada. Se ha hecho tanto daño al mundo con tales pretendidas demagogias baratas llenas de buenas intenciones que es hora de poner coto a tanta estupidez militante como se esconde tras ese concepto pervertido de izquierda, que, en términos de economía, por ejemplo, coincide no con la Utopía de Tomás Moro sino con los criterios de Tomás de Torquemada. Reaccionarios de la inconsistencia. Desde luego, sálvese quien pueda ante esta riada de paridas intelectuales siempre presentadas como doctrinas éticas, en el fondo inmorales.

La libertad se defiende y se propugna por compromiso ético, porque se quiere el bien para cada hombre y mujer. Por la decencia intelectual de no vender mentiras porque se piense que se va a favor de corriente. ¡No puede haber una eficiencia que vaya contra la ética ni una ética que sea ineficiente! ¡Eso es irracional!.

Los males de lo que se dio en llamar tercer mundo están en haber servido de conejillos de indias para políticas socialistas y colectivistas, en haberles impedido desarrollar su libertad personal, y en el mantenimiento de dictaduras tiránicas y expoliadoras. Donde el liberalismo y el “productivismo” (¿qué supuesto contenido peyorativo se quiere dar al término?, ni para la manipulación tienen pericia) se ha abierto paso, han crecido los ámbitos de libertad, de progreso y de dignidad personal. Donde han sido combatidos y perseguidos, tras muros, alambradas y campos de exterminio, como la Cuba de Castro (donde miles de personas quedaron ciegas) o la Corea del Norte de Kim Il Sung (donde murieron de hambre ¡cuatro millones de niños!), la dignidad del hombre ha sido pisoteada hasta el exterminio.

Es necesaria una juventud que luche por extender la libertad y la dignidad de la persona, frente al desafinado coro de los pseudointelectuales totalitarios y los demagogos de baratillo.

En España

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