Menú
Lucas Soler

De habanos y habaneros

Sara Montiel ha demostrado siempre una ambigua debilidad por los puros habanos. La perturbadora imagen de sus húmedos labios succionando con avidez un portentoso cigarro de generoso diámetro y considerable longitud puede ser interpretada de muy diversas formas. Las Autoridades Sanitarias, por ejemplo, advertirían que el tabaco perjudica seriamente la salud, sobre todo, a ciertas edades. Por su parte, un asesor de imagen aseguraría que la estrella manchega pierde toda su distinción, cuando se empeña en avivar las llamas de su cigarro, como si fuese una hechicera. Sin duda, son las interpretaciones más cándidas, porque no es difícil adivinar qué tipo de insensatas fantasías libidinosas provoca también la imagen de Sara mordisqueando con deleite la puntita de su habano encendido. Con semejantes equívocos, la veterana actriz sólo pretende seguir estirando su leyenda de mujer fatal, a una edad en la que muchas señoras tan sólo pueden llevarse a la boca una cucharada de papilla, para no causar quebranto en su frágil dentadura.

Aunque parezca un malicioso juego de palabras, Sara Montiel acaba de encontrar el complemento perfecto a su habano en un habanero de 38 años. Además de declararse un devoto admirador de la actriz desde su mocedad, el cubano Tony Hernández afirma ser editor y operador de vídeo de la prestigiosa Escuela Internacional de Cine y Televisión de La Habana. Con lo cual, debemos suponer que tiene más oficio y beneficio que Dinio y otros compatriotas a la caza de famosas del Paleolítico. Todo un alivio, puesto que el desfase horario entre la nueva pareja (la edad de Cristo, 33 años) es tan considerable que provoca naturales suspicacias. De momento, todo es amor y exclusivas con fotografías retocadas en las que Sara parece tan joven como su novio. Pese al convencimiento de la actriz de que su idilio acabará en boda, aún es pronto para saber si la pasión del habanero permanecerá encendida como la lumbre de un buen habano.

En Sociedad

    0
    comentarios