Quienes esperaban un ataque fulminante norteamericano, tal vez hayan de armarse de paciencia porque Washington parece más inclinado a utilizar las fuerzas locales que a hacer uso del mayor despliegue militar del país desde la Guerra del Golfo Pérsico. El presidente Bush dijo este martes que ha añadido la resistencia afgana a su arsenal para eliminar a los terroristas protegidos por los talibanes: "una manera de hacerlo es pedir la ayuda de ciudadanos del Afganistán que puedan estar hartos de aguantar a los talibanes, o de que Osama Bin Laden y personas extranjeras financien este régimen opresor".
Bush, quien tal vez recuerda las declaraciones del primer secretario de Estado de Bill Clinton, Warren Christopher, cuando explicó en 1993 al Congreso que la intervención norteamericana en Somalia era "construir una nación", tuvo buen cuidado de asegurar que precisamente no "construye naciones" y no quiere dictar a Kabul qué tipo de gobierno ha de tener. Pero las palabras de su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, de que no se trata de "invasiones ni ataques masivos" confirmaban que se utilizarán otros medios que describe como "multifacéticos " y "tenebrosos".
Las recientes victorias del Frente del Norte contra los talibanes probablemente no son una coincidencia.
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