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Federico Jiménez Losantos

Francia tampoco se ha enterado del 11-S

Si hay una nación donde episodios como la destrucción de las Torrres Gemelas neoyorquinas pudieran repetirse a cualquier escala, esa es, evidententemente, Francia. Sólo el Reino Unido –con miles de inmigrantes provenientes de las antiguas colonias entre los que abundan los musulmanes nada moderados– tiene en su seno similar bomba de relojería. Ambos países, uno por la herencia indóstanica y otro por su propia herida argelina o indochina deberían tener mecanismos más que sólidos para evitar el terrorismo

Sin embargo, no es así. Blair está actuando como cabe esperar de un primer ministro Británico, y eso ya es decir mucho. El gobierno francés, en cambio, ha seguido actuando como si con él no fuera la cosa. Es evidente que Jospin necesita arañar hasta el último voto de la extrema izquierda para derrotar a Chirac. Para no enajenarse el apoyo de los extremistas antioccidentales, hace el don Tancredo ante lo que ocurre en Córcega, ante las inmensas bandas de marginales musulmanes que infectan sus ciudades-dormitorio y, sobre todo, ante las actuaciones de la red de terrorismo islámico relacionada con el GIA argelino.

¿Por qué no ha colaborado hasta ayer la policía francesa con la española para detener al cabecilla etarra Olano que ha protagonizado allá hasta media docena de actos propagandísticos? ¿Por qué no se ha hecho aún un informe serio sobre la explosión de la factoría química de Tolosa? ¿Por qué si los millones de jóvenes musulmanes marginados en la periferia de las grandes urbes francesas son carne de cañón para el fundamentalismo y el terrorismo islámicos, no adopta Francia una postura más seria contra el terrorismo? Tiene lo peor de cada casa y de cada mundo: integristas islámicos y separatistas sanguinarios. Es de temer que, hasta después de las elecciones, no tenga tiempo de pensar un poco. Pero entonces, el problema ya será otro y también de otros. Y muchísimo mayor.

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