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O el Gobierno tenía información o en el PP tenían una intuición fundamentada sobre la indefinición del PSOE en la ilegalización de Batasuna. Han bastado veinticuatro horas para que Zapatero le diera la razón a Arenas y sembrara el desconcierto en propios y ajenos. Decir a estas alturas que la ilegalización del brazo político de ETA debería llevarla a cabo un poder judicial sin “color político” sólo demuestra que una parte del PSOE, la que manda sin dar la cara, está en contra de ese acuerdo para reformar la Ley de Financiación de Partidos Políticos que el PP y el PSOE alcanzaron hace sólo una semana. Es terrible que todas las denuncias sobre la fragilidad ética y el desvarío político del PSOE las confirme inmediatamente su Secretario General, que ya no se parece a Bambi, como dice Guerra, sino al Caballero de la Triste Figura. Sin su grandeza, naturalmente.

Es ridículo que Zapatero pretenda que, tras el Pacto sobre la Justicia, el Supremo y el Constitucional no tienen “color político”. En rigor, no tienen otra cosa. Pero es que el acuerdo firmado por el PP y el PSOE (se supone que éste último es el Partido de Zapatero) implicaba al Poder Ejecutivo y legislativo en esa ilegalización, para que no hubiera posibilidad de escape ni de escaqueo. Pues bien: ya está el parlamentario Zapatero, Secretario General de un partido político, queriendo “despolitizar” lo que es una decisión política de cabo a rabo, por supuesto ajustada a la legalidad. Y lo malo no es que a Zapatero no se le entienda: es que se le entiende demasiado bien. Los castizos llaman “cerdear” a esa vacilación sobre lo previamente acordado. Suena fuerte, pero muy adecuado. Cuando se busca la "equidistancia" entre PP y PNV, "cerdear" es lo normal.

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