La detención de un grupo de presuntos terroristas pertenecientes a Batasuna, el comando de información de la banda, es una magnífica noticia para los demócratas. Batasuna tiene a su cargo, entre otras cosas, la directa coacción y violencia sobre los representantes de los partidos democráticos, casi en exclusiva los de corte constitucionalista.
El obvio silogismo de Batasuna es igual a Eta, tiene como corolario lógico que los dirigentes de Batasuna, y sus militantes, son al tiempo miembros de la banda terrorista. Esto, de hecho, lo proclaman de continuo. Desde lo de los “compañeros patriotas” de Arnaldo Otegi hasta las proclamas parlamentarias de Jon Salaberria.
Si la banda terrorista ha de empezar a pensar en la financiación de sus comandos de información (o sea, Batasuna), sin contar con las cuantiosas subvenciones canalizadas por el PNV; si el comando de información ha de pasar a la clandestinidad en vez de hacer con total impunidad, como actividad cotidiana, seguimientos; si dejan de publicarse los panfletos que marcan objetivos a los comandos, el nivel de terrorismo decrecerá sustancialmente y los problemas logísticos de la banda terrorista se incrementarán exponencialmente.
Una buena noticia
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