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LA SEMANA EXTRAORDINARIA FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

Ultraizquierda ultraderecha

En España, la diferencia esencial entre la ultraderecha y la ultraizquierda, casi siempre ultranacionalista y separatista, es que la ultraderecha les repugna a los medios de comunicación –excepto algunos deportivos- y la izquierda les encandila casi sin excepción y entre los periodistas y reporteros políticos, sin casi. Yo creo que la ultraderecha real y el germen de la futura existe ya y está en la calle: son esas bandas juveniles reclutadas en torno a un equipo de fútbol y que se pasean los fines de semana por medios concurridos por otros jóvenes para apalear al primer grupo que les molesta o que, simplemente, consideran más aporreable. Si sabe defenderse, huyen como las ratas que son. Sin duda, esas agresiones violentas de “skins” o “fachas” van a más, aunque sus crímenes en los últimos años sean escasos y su vandalismo, creciente, es aún limitado. Lo será casi del todo si la policía y los clubes de fútbol se empeñan en serio.

Lo de la ultraizquierda en España –y contra España- es infinitamente peor. Más numerosa que la ultraderecha, reúne a miles de terroristas callejeros perfectamente entrenados desde críos en atacar personas y cosas y no sólo en las calles y plazas del País Vasco y Navarra –verdaderas academias del crimen- sino en esas grandes concentraciones internacionales contra la libertad de comercio y los gobiernos democrático-liberales, esa verbenas petardistas a las que se desplazan como el que va de romería que son las Cumbres Antiglobalización, consuelo de terroristas pasados y cantera de terroristas futuros. La ultraizquierda ultranacionalista encuentra un tempranísimo caldo de cultivo en instituciones culturales y educativas, oficiales u oficiosas, donde se dispensan asignaturas basadas en falsificaciones de la realidad histórica, y se inculca al alumno el odio ideológico y el desprecio racista a “los españoles” y “lo español”, definidos a gusto de los mullahs izquierdistas y separatistas y a menudo identificados con el anhelo de organizaciones tribales y pseudodeportivas, como las selecciones de fútbol. Pero sobre todo no olvidemos que esa ultraizquierda nacionalista y tercermundista, tan mimada y justificada por los medios de comunicación españoles (no digamos ciertos extranjeros progres), es, además, terrorista, criminal. Es capaz de matar, apalear, perseguir, robar y destruir lo que sea y lo que le manden, desde la vida de un concejal del PP al Bosque de Ibarrola. Ah, se me olvidaba: la ultraizquierda ultranacionalista es muy, muy ecologista. En el País Vasco, Cataluña y Galicia, tanto como en Holanda. Sólo una organización de ultraizquierda, ETA, ha perpetrado casi mil asesinatos y cientos de miles de exiliados políticos. Bueno, pues en el país de ETA y compañia dicen algunos que no, que lo que más les preocupa es que surja un le Pen. ¿Será por temor al aburrimiento o porque de noche todos los zurdos son pardos?

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