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Primero fue Pacific Blue, luego Asci Red y después Asci White, todos salidos de los talleres de la IBM. Ahora, la empresa japonesa NEC acaba de desbancar al patriótico trío azul-rojo-blanco de la bandera norteamericana con la presentación del ordenador más rápido del mundo. Puesto que lo dedicarán a simulaciones atmosférica, le han llamado Earth Simulator. Lástima, yo hubiera preferido un nombre más llamativo, como Yamamoto. Mazinger también me vale.

El caso es que desde el ABC mis compañeros plumíferos se hacen eco de la noticia. O mejor dicho, le dan al "copypaste" creativo y fusilan el mismo artículo del New York Times (un consejo, compañeros: recordad que el "trillion" americano es equivalente a nuestro billón). Pero yo, al servicio de mi público, me siento obligado a esforzarme más, así que dejen que les hable de la carrera por ser el más rápido.

Desde hace casi diez años se hace un ránking de los 500 ordenadores más rápidos del mundo, que usted puede consultar en Top 500 Supercomputers. Se hace correr un paquete informático especial llamado Linpack, se miden tiempos y se ordenan las máquinas en función de su velocidad. Olvídense de los megahercios o los gigas de memoria. Lo que se valora en las grandes máquinas es la cantidad de cálculos que pueden hacer. Para eso se utiliza una cantidad llamada flop. Un ordenador de un megaflop/s es capaz de efectuar un millón de operaciones en coma flotante por segundo. En la actualidad, hay que usar el prefijo tera, que significa billón.

El último ránking top500 salió el pasado noviembre (se actualiza cada seis meses), y aún dominaban los norteamericanos. De hecho, EEUU acapara el medallero tanto de máquinas colocadas (de las diez mejores, sólo una era de fabricación nipona) como en procesamiento total: casi la mitad de los flops eran suyos. Alemania se llevaba la medalla de plata (11,8 por ciento del total de flops/s) y Japón le seguía de cerca (11,4). Y en cabeza de carrera, el famoso Asci White, devorando bits a razón de 7,22 teraflops por segundo.

En esa tabla se incluyen algunos ordenadores cuya aplicación es "clasificada", lo que indica que serán propiedad de alguna organización como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA); ya saben, esos que hacen de gran hermano electrónico mundial. Pero no se crean que están todos los que son. La potencia de cálculo a disposición de la NSA es un secreto muy bien guardado, y solamente la podemos calificar de inmensa. Un director de la NSA dijo una vez que ellos no cuantificaban la cantidad de ordenadores que tienen en flops o de gigas... sino en hectáreas.

Por supuesto, ustedes se preguntarán qué lugar ocupamos nosotros. Pues lamento comunicarles que no muy bien, aunque apuesto a que ya se lo imaginaban. De los quinientos ordenadores más rápidos del planeta, España cuenta con dos. En el puesto 489 del medallero aparece un ordenador con apenas 0,1 teraflops/s, propiedad de la empresa Xfera Móviles. Y algo más arriba, en el puesto 284, entre una máquina china y otra finlandesa, aparece el IBM SP Power3 375 del Centro Europeo del Paralelismo de Barcelona: 0,13 teraflops/s en canal.

Una pena. Aplaudo, qué duda cabe, la labor que los catalanes han venido realizando durante años por fundar y mantener un centro de supercomputación al estilo de los de Pittsburgh o Urbana-Champaign, y les deseo todos los gigaflops del mundo. Pero tan áridos resultados dicen bien poco del avance tecnológico en España. Mucha sociedad de la información, mucha innovación, mucho plan puntero, pero a la hora de la verdad resulta que la potencia de supercomputación instalada aquí es ¡diez veces inferior a la de Corea del Sur! Nos ganan los brasileños, los venezolanos, los saudíes, los taiwaneses, los finlandeses, los portugueses. Hasta en Hong Kong nos mojan la oreja.

De acuerdo, un ganador cuesta dinero. El nuevo Yamamoto (lo siento, pero me ha gustado el nombre) ha costado 400 millones de dólares, pero pone a disposición de los científicos más de 35 teraflops/segundo. Es un esfuerzo gigantesco, incluso para ellos, pero los nipones tienen claro lo que quieren. Su país es azotado por un tifón tras otro, y parece que ya se han hartado. Así que a gastarse los yenes, montar el mejor ordenador del planeta, construirlo específicamente para la tarea, y mejorar la predicción del tiempo en órdenes enteros de magnitud.

Mientras, aquí nos apañamos con el "riesgo de precipitaciones" y el "no se descartan rachas en el estrecho" y, cuando los valencianos se preguntan si van a tener gota fría o no, tienen que echar una moneda al aire. No es de extrañar que los meteorólogos de Telecinco pasen olímpicamente del Instituto Nacional de Meteorología y se vayan a Estados Unidos a que les hagan las predicciones.

Si les sirve de consuelo, los ciudadanos de a pie podemos participar en el segundo mayor sistema computacional del mundo. Ahora mismo, los casi cuatro millones de ordenadores que colaboran en el proyecto seti@home combinan del orden de 20-30 teraflops por segundo, casi a la altura de Yamamoto. Y lo único que hay que hacer es sustituir el salvapantallas de las ventanitas voladoras por un programa que aprovecha los tiempos muertos del ordenador.

Pero por favor, no me pregunten cuál es el grado de colaboración española en ese proyecto. Ya he llorado bastante por hoy.


Arturo Quirantes edita la página Taller de Criptografía.

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