Palabra oscura donde las haya, la manoseada globalización; no digamos la antiglobalización. Todo procede de la imagen de la Tierra como un globo suspendido en el espacio. No añade nada, pues todos los astros de regular tamaño son figuras esféricas, flotantes en el espacio. Así, pues, lo “global” sería una forma culterana de referirse a lo terráqueo. Pero ¿realmente son globales los hechos a los que alude? Tengo grandes dudas. El capitalismo será global si acordamos que Marruecos o Canadá comparten la misma forma de organización económica. La presunción es insostenible. La “globalización” sería la tendencia a que los grandes procesos políticos, económicos o sociales se extienden a todos los países. Es el caso de la Federación Internacional de Fútbol y de otras muchas organizaciones. Bien, pero a su lado está el reverdecer de los nacionalismos, el hecho que genera más violencia culpable en el mundo. Sin llegar a tanto, los nacionalismos son cada vez más fuertes. Por ese lado, no estamos ante una tendencia “globalizadora”. El hecho de que las más importantes empresas del mundo tengan clientes en muchos países es un hecho demasiado obvio; no merece que le apliquemos la dichosa “globalización”.
Aquí lo verdaderamente “global” es el hecho de los movimientos “antiglobalización”. Son grupos y talantes que penden en todos los países, recurren a las mismas ideas, emblemas, símbolos. Me recuerda El hombre que fue Jueves de Chesterton. El director de la policía para luchar contra los anarquistas era el jefe de los anarquistas. La paradoja os hará libres.
La globalización
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